que abrazan la rabia y la duermen.
En los parques los pajaritos silban.
La luz de frente los encandila,
todos somos presas del recuerdo.
De nada sirve salir del país,
enterrar a los muertos,
esconderse y atar cabos.
Los sábados son metalurgias
hechas cielo y nubes y melancolía,
todos somos presos de su tibia cárcel.
Vamos al parque a juntar piedrecitas.
Dejémoslas caer mientras caminamos.
Verás que poco a poco se disuelve el mal trago.
Vamos a comer un helado de vainilla,
una tostada de aguacate o unas granizadas
pa voltear la luz de frente que nos aniquila.
Hagamos temblar la vida de deseo.
No es que estemos débiles.
Sólo estamos dormidos, parcos,
Sólo estamos dormidos, parcos,
por la vacuidad incandescente
de todas las risas inestables
y las resacas innombrables.
y las resacas innombrables.
A unas cuadras de mi casa,
un chico vende panes con carne
mientras yo pienso en todo esto.
Él no sabe que es tener estas preocupaciones.
Yo tampoco sé preparar panes tan rápido.
O tal vez sí, pero no lo he intentado.