«Estamos aquí para tomar cerveza.
Estamos aquí
para matar la guerra.
Estamos aquí para reírnos del destino
y vivir tan
bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos».
Charles Bukowski
A veces me gana la ansiedad
y me fumo una cajetilla
en una sola noche.
Una sola cosa es verdad,
a nadie le gusta mostrar sus ruidos.
Mostrar los ruidos es mostrar la rabia.
Mi rabia es fuego que apago
con latas de cerveza bien fría
y canciones que repito como mantras propios.
Lo escribo de esta manera
porque la anadiplosis es una palabra chistosa
que usé como fórmula para escribir un libro.
El libro hablaba de madrugadas,
drogas plásticas, sexo y música electrónica
que sólo escuchaba después de la noche.
Anoche llovió granizo y salimos a comer pizza con Emma.
Tomamos cerveza artesanal
mientras el mundo se diluía.
Se diluyen los días
el miedo y la apatía.
Eso sentí anoche y fue una certeza.
Hoy tengo la cabeza en la certeza
de que mientras escribo estos garabatos
alguien me lee y eso es un regalo.
Un regalo para protegerlos a todos de mi rabia
que puede ser misteriosa, agridulce y destructora.
Porque destrozaría todo el amor,
y el amor es algo lindo que aún nos mantiene vivos.
Por eso escribo,
porque el amor me conecta con lo poco y lo mucho que me rodea.
Aún,
después de este caos que es vivir insistentemente a contratiempo.