sábado, 27 de octubre de 2007

Pequeño escrito para aeropuertos

Te espero con las ganitas en la chumpa y con el inbox de los días sumergido en tristes sinfonías. Te espero con la sonrisa más tibia por debajo de la manga, te espero con la tibia mañana en la punta de los dedos y con las cicatrices del tiempo adheridas a la bufanda. Te espero con la sospecha, de tener una metáfora sospechosa, guardada en la melena. Te espero con la pena, de no ser el correcto.

Te espero con la nariz fría y la sudadera en timelaps. Te espero a mil-veinticuatro-ka-be-pe-éses rondando alrededor de la simetría de la noche, te espero con mi noche estacionada en la avenida de los recuerdos. Te espero con la mañana en las manos y con la sorpresa de los alfabetos al borde del aeropuerto. Te espero con los azules miedos, con las amarillas ansiedades y la tonadita en repeat doliéndose los puños; te espero a contratiempos cuánticos. Te espero.


Te espero aquí con la mirada en blanco, en amargo blanco cotidiano. Los disfraces de la noche siempre sobran; las arenas negras, solo nos salvan. Las bienvenidas siempre serán tristezas nuevas; nuevas tristezas a ritmo de nicotina y calendario. La melancolía de tus ojos se desvestirá detrás de las puertas de mi olvido. Luego descansaremos sobre las paradojas de la patria y fumaremos excesos en medio de la soledad más trillada, juntos fumaremos.

Luego al llegar las despedidas, irreductiblemente nos inventaremos los miedos. Solitarios consolidaremos las deudas, solitarios nos quedaremos esperando otra vez el silencio.