martes, 28 de agosto de 2007

Pensando en Angelina Jolie

Temer por lo dicho; pequeña delicia lautremonteana que no resiente en rasgos de estilo ni de fondo, ni mucho menos abunda en babilónicas guerras cruzadas de amor y odio (venganza o culpa). Temer por lo palpado, por lo oído, por lo visto; tibio submarino hundido en franquicias universales, dolor mezquino, santa imaginería de palabritas nómadas al pie de párrafo. Temer por lo hecho; nunca sufrí de inmundicias retóricas ni de peroratas momentáneas que no ceden contra las olas del tiempo. Temer por la ignorancia; bien dicen que los Nuevos Continentes del deseo están aún por descubrirse. Temer por lo imposible, por la distancia, por el miedo; eso sí que es tejer telarañas en el clonado Aleph del olvido. Eso es cómo tatuar los decíbeles del silencio, sobre la estrepitosa y delicada superficie de la más suntuosa impotencia.