jueves, 5 de agosto de 2010

FILGUA + LIBROS + XELA + otro vueltegato

Hace alrededor de dos semanas concluyó FILGUA, VII Feria Internacional del Libro de Guatemala, y con eso inició una nueva etapa para Vueltegato Editores, mi pequeña editorial independiente. Pero además, entre sobresaltos personales y sorpresas editoriales, las últimas tres semanas han sido un huracán inevitable de muchas cosas que por momentos son difíciles de expresar en palabritas torpes. Palabritas que no alcanzan. Palabritas torpes. Torpes. Torpes.


La semanita en la que compartimos el STAND #90 con los amigos de Catafixia Editorial: Luis y Carmen, dos excelentes poetas, además; fue una semanita llena de libros, amigos, visitas inesperadas, presentaciones fantásticas, botellas de vinos, pláticas sobre poesía y narrativa, remembranza de lecturas necesarias, lluvia imparable, etcétera, etcétera. Nuestra primer experiencia como editores en una Feria Internacional del Libro fue una experiencia invaluable y fabulosa (tanto así que guardamos el sticker que tiene los nombres de las editoriales, ¡para la posteridad, oh yeah!). La venta de libros estuvo muy bien, pero lo mejor fue el intercambio directo con el público lector de nuestros libros. Ese público que siempre te sorprende y te llena de emociones incomparables. Aún recuerdo a los amigos que llegaron con botella de vino en mano para brindar por los libros publicados y además, se quedaron toda una buena tarde leyendo el LIBRO MONSTRUO de Vueltegato o platicando con Luis sobre el arte de las portadas de Catafixia. También recuerdo las sesiones de Jamiroquai y las pláticas geniales con Federico, Igal, Julio, Alejandro, Javier, Pato, Enrique, Francisco, Chris, Lilly, Lui, Selene, Jacinta, Carolina, Luis, Mako y otras tantas personas queridas que nos acompañaron durante esos 10 días de ponernos en los pies de "vendedores" y no precisamente de "escritores". Fueron 10 días geniales. Gracias a todos por su apoyo.

Por otra parte, aún tengo la estatua de libros inmóviles que compré -más de 30- y espero leer cuando vaya encontrando el tiempo adecuado. Los descuentos de editoriales amigas fueron lo mejor a pesar de los impuestos malsanos que la Gremial de Editores aún pretende acaparar. Pero bueno, esa es arena para otro costal. Entre libros y libros, encontré joyitas fabulosas que poco a poco iré compartiendo con ustedes ya que el tiempo no me alcanza para ir actualizando este blog como quisiera. Pero lo que si quisiera, es contarles sobre mi visita a Quetzaltenango el fin de semana pasado. Fue un fin de semana extraño. Bizarro. Lleno de excesos y personajes sumamente extraños y divertidos.

Me habían invitado a un Festival de Poesía y accedí de inmediato. Lo mejor del fin de semana no fue el festival, sino los siempre amigos xelatecos con los que tengo una conexión ineludible: Marvin García, Julio Serrano, Henning Sac y por alli uno que otro personaje más. Gracias a aquellos, mis ojos descubrieron un sin fin de instantes mágicos de la Xela tan eXtreme. Bares, personas, pláticas, caminatas, idas al mercado, fueron los escenarios perfectos para un fin de semana sumamente poético. Aún tengo los recuerdos y la resaca en la cabeza.

Al final regresé de Xela y todavía estaba en trance. Pero el trance me duró muy poco.

El martes pasado presentamos junto a Rodolfo Arévalo, uno de esos personajes fascinantes de la Guatemala contemporánea y además, editor cultural del Diario de Centro América, el último libro de Alejandro Marré editado por Vueltegato Editores. De la presentación no diré mucho, ya que fue una presentación íntima y fabulosa como la queríamos. Pero eso sí, lleno total como siempre y una delicadeza fantástica por parte del público (Gracias a todos los periodistas por sus excelentes aportes: link)

Lo que sí, es que les comparto un pequeño texto que escribí sobre el libro que se aglomera entre el pasado y el presente de este fabuloso libro: Century Gothic Punto 10.

¡Larga vida Vueltegato, oh yeahyeah!




NONGOTICA



"Escribo escopetas, para darle muerte a los poetas”.
Verso escrito en una pared de un bar, hace 10 años, por Alejandro Marré




Despilfarrar palabras, no es la técnica de Alejandro. Alejandro para nosotros, los que lo conocemos de cerca y sabemos bien de sus encantos. Pero Alejandro también es Marré, y Marré puede ser un alter ego cursi, un personaje oscuro, gótico, que sin dudarlo está hecho de luz: Luz negra. Luz paz. Luz Pop. Este nuevo libro de Marrayo, el rayo de las Gallos, es luz, luz inminente. Pero es que Alejandro es una luz, una luz de mi generación que no cesa de brillar.


Hace más de 10 años, Marré nos hizo temblar con su Manifiesto Marreísta en una lectura de catarsis y revólveres. Aún recuerdo como los invitados, después de haber sido 40 en una sala, terminaron por ser 10. Entre esos 10 se encontraban Sergio Valdéz, José Osorio, Javier Payeras, Josué Eleazar, Pablo Robledo, Básico 3, Jueves, Simón Pedroza. ¡Si!, Simón Pedroza –el enemigo público de muchos–, lo reitera en uno de los mejores libros escrito en los últimos diez años en Guatemala: Ahorcado (Ediciones Mundo Bizarro, 2000); dejando la siguiente insignia en las últimas páginas del libro: /marreismo o muerte/


De esos años, tengo recuerdos que persisten como gemas invaluables. La poesía fue un pretexto para la nueva poesía. Un punch etílico, una marea insólita, una tibia fascinación con el cosmos. Hace unos días, (acá) en mi blog, publiqué una pequeña nota sobre los dos nuevos libros de Vueltegato Editores. Cuando me referí a Alejandro con palabras, mencioné que es un “artista completo y puede hacer lo que se le antoje porque los dioses le dieron permiso para hacerlo”. Esos dioses que le dieron permiso escriben poesía con nuestros actos diarios. Nosotros somos los mejores versos de un poema mayor que tiene metáforas sobre la nada. En Century Gothic Punto 10, la nada es un absurdo constante. Todos los poemas son una celebración a lo contempo, una alucinación honesta de la realidad, una denuncia voraz a los “tranquilos” que dirigen nuestras vidas. Marré en este “pequeño” libro vuelve a brillar como luz que es. Isla. Melancolía sonriente. Melodía muda. Ritual de hora pico y corbata.

En cada poema, encontramos algo de verdad absoluta. Los rincones del poema son afirmaciones de lo cotidiano. La vida se llena de asombro, los lectores nos llenamos de imágenes. Marré es un artista visual que juega con las palabras como si estas fueran muñecas de plasticina viva. Él las moldea con sus manos-escopetas. Las muñecas bailan, se desnudan de tristeza y se dejan caer sobre el papel como pequeños gatos dormidos. Allí son felices las muñecas, en su litera de blanca opalina.

Estas muñecas, que son la poesía de Marré, resultan ser una autobiografía constante y necesaria donde el poeta vive además de hacer su trabajo, facturar impuestos, sufrir de amores impávidos, querer largarse, escribir sobre el suicidio al mismo tiempo que escribir sobre la salvación contemporánea. Los poemas aquí, son sólo pretexto, sólo salvavidas inmediatos, sólo maneras de decir cualquier cosa porque es necesario gritarlo todo a manera de manifiesto, o micheladas.

Micheladas nos tomaremos esta noche. O vino (depende). Seguramente haremos desórdenes pero brindaremos al final de la noche: por la poesía, ¿de Marré? Sí, seguramente.



Pablo Bromo
Guatemala, Agosto del 2010