–Ése maje tiene la misma puta maña, de invocar a la desdicha –me dijo refiriéndose al compadrito escritor que en ése momento se había parado para ir a mear al baño. –Fijate que el muy cerote no hace más que ir a poner música a los bares, y la mara bien que llega; ¡tan mulas los pisados! ¡Puro talishte el hijuepueta! No tiene ni idea de lo que pone el muy cerote, aunque a veces le salen sus buenas mierdas. Un día se va a encontrar con la más fiera y docta de las desdichas, ¡¡vas a veeeeer, Pablito!! –sentenció mientras le daba una jalada al Belmont.
–Tenés razón vos Chofo –le respondí al mismo tiempo que el compadrito escritor pedía dos Inditas, una Coca Cola, dos limones; y yo me levantaba a poner música culta (cultísima) en la delirante Rocola de la Dieciocho.
–Tenés razón vos Chofo –le respondí al mismo tiempo que el compadrito escritor pedía dos Inditas, una Coca Cola, dos limones; y yo me levantaba a poner música culta (cultísima) en la delirante Rocola de la Dieciocho.