Estas profundas observaciones hicieron que me olvidase del lugar en donde me encontraba; volví en mí, sobresaltado por la sombría luz de la biblioteca. (Truman Capote)
Otro lunes volteándome entre pentagramas de iniciación. Otro lunes con las palabritas sonámbulas desescribiéndose en el iBook. Yo libro. Yo luz. Yo lunes, yo melancolí. Los Bunkers, Zoe y Porter sonando en el aparato transistor. El shuffle de imágenes incandescentes mezclándose sin luna en el congelador del tiempo. Un dolor en la boca de la posibilidad, que no deja de quejarse con baladitas ultrapop y sístoles provenientes del corazón melómano. Un cúmulo de pasos de baile, bailando solos en el pasillo de la desesperación. Un bajón de electricidad oscureciendo mi tímpana y momentánea felicidad. Un arrebato de minúsculas profecías, abrigando este minuto de stand by. Pausa. Doble pausa por los mártires, por los amantes, por los consagrados, por los que sonríen sin pausa ni piedad. Una pausa histriónica por los 'homeless de corazón'.
Un recuerdo efímero de una plática DeepHouse desnudándose en el nudo de la garganta. En el nudo de la sensualidad. Ella del otro lado del auricular. Del otro lado de los cables. Del otro lado del otro lado que nunca consigo alcanzar. Ella siguiendo mis pasos, con su melena extensa. Yo siguiendo los suyos hacia el amanecer.
Un malestar de nicotina y exceso repetitivo bailando nostálgicamente en el paladar. Mi miedo a no encontrarla repica en compases dobles y todo es música, todo es un volver. Los deditos temblando, la saliva tratando de engullir la timidez. Un libro abierto, cómo quien abre las piernas de lo desconocido. Y todo, todo gira en danzas ecuménicas de placer, proyectos y dolor. Mensajitos de paz en el Inbox. Mensajitos cercados de riesgo. Mensajitos de esperanza en el porvenir. Yo aún persisto en el silencio, aún persisto en su melena que casi no alcanzo a recordar. Son solo fotos, píxeles dispersos, ritos de música y un preciso e inolvidable lunar under the right eye.
Vuelve la luz. Vuelve el silencio. Goodbye blue sky, goodbye.
Un recuerdo efímero de una plática DeepHouse desnudándose en el nudo de la garganta. En el nudo de la sensualidad. Ella del otro lado del auricular. Del otro lado de los cables. Del otro lado del otro lado que nunca consigo alcanzar. Ella siguiendo mis pasos, con su melena extensa. Yo siguiendo los suyos hacia el amanecer.
Un malestar de nicotina y exceso repetitivo bailando nostálgicamente en el paladar. Mi miedo a no encontrarla repica en compases dobles y todo es música, todo es un volver. Los deditos temblando, la saliva tratando de engullir la timidez. Un libro abierto, cómo quien abre las piernas de lo desconocido. Y todo, todo gira en danzas ecuménicas de placer, proyectos y dolor. Mensajitos de paz en el Inbox. Mensajitos cercados de riesgo. Mensajitos de esperanza en el porvenir. Yo aún persisto en el silencio, aún persisto en su melena que casi no alcanzo a recordar. Son solo fotos, píxeles dispersos, ritos de música y un preciso e inolvidable lunar under the right eye.
Vuelve la luz. Vuelve el silencio. Goodbye blue sky, goodbye.