lunes, 24 de octubre de 2016

CARMENERE para un lunes


"I saw your face in a past life.
I'm ready to move on".

Phantogram


Rara vez
me pasa
que pienso en un verso, uno solo,
una imagen sensible pa' empezar
un poema,
una crónica,
una liturgia contra el olvido,
un arrebato a solas con la rabia.

Andaba en bici, y pensé:
"Los ecos todos ecos que gimen
como focas tristes, tigres de mar,
elefantes solitarios, pingüinos del desierto..."

Luego regresé a la casa todo inquieto.
Mi computadora no encendía.
Anoche perdí 600GB de puros recuerdos
pero gané mucho más espacio en el corazón.

Así que busqué un lápiz, encontré cuatro.
Abrí la botella de Carmenere del lunes
y me puse a balbucear puros garabatos,
y algunas distancias empezaron a reaparecer.

Escribí sin pausa,
con la sonrisa de un sol ardiendo al amanecer:
Toda sonrisa es un azar. Un corazón sano.
Todo recuerdo es una batalla sobre los hombros.
Lobo viejo. Lobo de mar. Lobo colocho y carmesí.
Tus palabras son el único punk de toda felicidad.
Hace muchos años escuchabas a Joe Strummer
y sentiste el vacío entre las piernas,
entre las camisetas nobles de diseño,
entre las zapatillas deportivas
que alguna vez un poli te envidió
en una parada incierta
a las tres de la mañana
con Aníbal, tu amigo,
el que les dijo muy certeramente:
"Yo soy patrimonio nacional de este país".

Así,
con tanto recuerdo en la modorra y colochera,
los momentos vinieron de regreso
y me puse emotivo en mi soledad,
solo recordando, sintiendo millones.
Hilvané personas con personas.
Sentí plena esta felicidad que me explota
en las venas,
en la entrepierna
y en el corazón.

Me olvidé del frío afuera
la noche se entibió
con todo este deshielo
que estoy sintiendo en la mirada y en el touch.

Subí fotos al Dropbox,
me mandé otras por Whatsapp.
Hice copias seguras en el iCloud
y me puse a escuchar Phantogram,
lo mejor de LCD, Cut Copy y The Strokes.
Después chateé
con un amigo que vive en Bogotá
y nos pusimos densos-cariñosos.
Ya quiero llegar de visita
y abrazar a su esposa y al bebé,
que ya no es tan bebé. Ya pide cosas.
¡Es un gladiador y una colmena de sueños!
Él merece todo el mejor futuro de este mundo triste.
En un continente en el que la poesía
tarde o temprano va a desaparecer.

¡Pero el Carmenere no, baby!

El Carmenere será nuestra fiesta, calidez y refugio
pa' seguir bailando (por siempre) entre risotadas honestas
en este búnker de sagrados ritos trasnochados al anochecer.

Y aunque el planeta nos mande a la mierda
por tanta inconstancia y poca empatía sincera.
Siempre tendremos recuerdos que nos harán vibrar.

Recuerdos donde alguna vez fuimos muymuy felices
con vino de caja o subiendo un volcán por primera vez.