Estaba triste
y escribí acertijos.
No quería hablar,
estaba como ausente
y lleno de miedos. Rabias.
Entonces puse unas canciones
de Freddie Scott, Selah Sue y Al Green.
La música me trajo de vuelta
y le di vuelta a la noche
más oscura del mundo.
Me puse un pantalón sucio,
zapatos y el hoodie recién lavado.
Me fui directo al supermercado
a comprar cerveza, jamón y cigarros.
La noche se abrió
como un caleidoscopio
y todo fue refugio, luz y calidez.
Hasta se incendiaron las libreras
y los recuerdos densos.
Todo fue magia y risas
frente al espejo oscuro
de la muerte.
Ni Bukowski se lo hubiera creído.
Hasta me enviaron emojis lindos por el chat.
Y la sonrisa de Hemingway fue mi faro en el sueño.