lunes, 25 de mayo de 2009

ARBITRARIA MUCHEDUMBRE: diario de viaje, queriendo un masaje y otros brebajes (1a parte)

Las palabras son soledad (Henry Miller)









EL VIAJE, EL HAMBRE, EL HOTEL


La mañana que desperté para dirigirme al Hotel Sevilla, donde estaban hospedados la mayoría de los poetas internacionales del V Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango “Astalto al Cielo, fue una mañana normal como todas las anteriores. Excepto por la emoción de mi nuevo libro, el revoloteo de unos cinco Zompopos de Mayo sobre el asfalto citadino y la singularidad de despertarme sin el aliento a centavo respectivo, por la excesiva dotación de tragos y drogas de la noche anterior.

Eso fue el domingo 10 de Mayo, yayay mamacitas, pensé cuando abrí los ojos por la resonancia exquisita de She Wants Revenge en mi despertador. El viaje transcurrió sin mayores pesares, exceptuando por el dolor postraumático de ir sentado casi 5 horas en un miniasiento de un microbús de esos en que viajan 12 pero caben 15 por la autopista que conduce al Occidente del país. ¡¡Puta, cuántos años más pasarán hasta que veamos esa carretera por fin terminada!! En algunos tramos de la carretera, no hay el menor indicio que se concluirá la obra, es una lástima. Al final, entre neblina y pláticas corteses, arribamos a Xela a eso del mediodía. El hambre era recurrente entre los 12 escritores y demás que compartíamos el busito (2 salvadoreños, 2 guatemaltecos, una nicaragüense, una panameña, una poltoliqueña, una tica y un egipcio).

Por otra parte, lo que también era recurrente eran las ganas de un trago o una Cabro, las ganas de un cigarro y las ganas de un masaje por escuálidas muñecas japonesas en kimono blanco o negro con leves bordados tejidos en fina seda rosa y diseños de flores dentadas, mariposas en éxtasis, colmenas de miel agria, gotas de lluvia espumosa y blanca, largas piernas de hadas edecanes con látigos tiernos y dulces senos con olor a magnolia. ¡Uy no!



Al final, comimos sin desdén y con mucha prisa. Luego nos llevaron a dar un vueltín y por último al hotel correspondiente para que nos pusiéramos galanes para la lectura inaugural de la noche. Lo curioso de los dos hoteles, es que en uno de ellos el comité organizador hospedó a los escritores más serios, más formales. No con eso quiero decir a los más importantes, sino los de mayor edad y los que seguramente no se pondrían a "chupar" como los otros “bolos” y "relajeros", mara fiestera que sólo hizo relajo y "desmadres" en el otro hotel donde por consiguiente estuve yo hospedado junto con ésa bola de bolos, gente turbia, escandalosa pero bien buena onda muchá... por eso son mis cuates... cómo los quiero... los extraño, partida de animales poéticos, ¡uy no!

Al final, en ese "otro hotel" nos dejaron varados, al otro lado del centro de Xela. Era un hotel muy bonito, nuevo, reluciente y cómodo; rodeado por maizales, narcotaquerías y cantinas de mala muerte (¿cartonera?). Allí nos hospedamos el resto (una singular mano de escritores desenfrenados que lo primero que hicieron al entrar al hotel fue ver donde "se iban" a tomar los tragos durante el after y viendo quienes eran las escritoras hospedadas y en qué cuarto y a qué horas se dormirían sin mayor piedad).

Allí nos acomodamos, descubrimos a nuestros compañeros de cuarto (o de chupe), nos pusimos galanes, nos abrigamos y salimos a fumar un cigarro mientras veíamos las mesas del restaurante del hotel y contemplábamos la extensión del maizal y hacíamos bromas a lo Mel Gibson en Signs. "Puta, pensé, me dejaron con un escuadrón de alienígenas que precisamente vienen de otro mundo". "¡¡¿Y no son escritores pues?!! ¡¡Vos mula!!" me respondió mi yo-cuate desde adentro, dejándome caer el vergazo con el elote marciano en la jeta.







PRIMER LECTURA, o ¿NOS CONOCIMOS EN UNA PARTY DE HOTEL?


El Trolley, por fin llegó y nos llevó a la lectura inaugural. Allí leímos con un frío terrible y temible frente al Teatro Municipal, lugar maravilloso por cierto aún así con esa leve llovizna y el humor maldito de un borracho o homeless que no toleró la lectura en árabe del poeta egipcio. Ya luego a la hora de la cena, nos pasaron dejando al hotel no sin antes pasar comprando un garrafón de vino que escurrimos hasta la una de la mañana. Luego llegó el whisky que conseguí y así las risas blancas, las risas, las risas. Precisamente nos estábamos conociendo, o reconociendo, pensé. De allí los amigos memorables, de quienes ya conocía anteriormente a Yaxkin Melchy de México y Héctor Hernández Montecinos de Chile. Además de Ariel Alvarado (más conocido como UnoYo), que con su trabajo documental y su poesía visual, se ganaba a uno y a otro con su extravagante y ruidosa risa en altas horas de la madrugada. Allí conocí a David Juárez, poeta salvadoreño, con quien tuve una fascinación y conexión poética desde su obra. También a Ámbar Past, con quien coincidimos en muchas líneas del discurso práctico y poético; y por último a mi compañero de patria y cuarto Luis Méndez, a quien ya conocía de antes pero terminamos por nombrarlo "El Poeta Hondureño" del festival por botar el vino sobre la mesa del hotel. ¿Por qué será?


Entre todo y todo, despertamos de goma, benditos y bonitos.

Yo desperté más duro que la erección de un negro, pero tenía que levantarme. Escuché Blondie en el despertador y me apresuré a la ducha para que quedar sin desayuno por la hora y el rush. Para no añadir más, llegó ese tan conocido "segundo día del festival" y a mi y a otras tres chicas (Lucy, Alejandra y Etnairis) nos tocó leer junto a David Juárez en una escuela pública frente a niños y niñas de 12 o 13 años. Lo más conmovedor de la lectura fue hablar con una niña de 12 años, Paola, a quien le gusta escribir pero que más que gustarle, escribir la hace feliz. Coincidí con ella en eso y la incité a leer más que a escribir.


Llegó el almuerzo y ya para esas horas, Javier Payeras ya se encontraba en Xela. Hablamos sobre mi presentación una y otra vez y por último nos fuimos a tomar “algunos” litros al Tecún. Al final, en horas de la tarde, llegó mi nena desde la ciudad y nos preparamos para ir a la segunda lectura al aire libre, en esta ocasión la Iglesia de la Transfiguración. ¿Qué puedo decir de la lectura? Frío, frío, frío. De allí todos juntos a cenar y por último lo mejorcito: EL COCTEL INAUGURAL.

Allí entre whiskys, vinos tintos, deliciosas bocas, risotadas, fotos, fotos y más fotos terminamos por definir la idea de "purrún" y no "parranda". Algunos, platicando en el balcón en puro conecte. Otros en reunión hablando de drogas caras. En fin, en el desenlace de la noche algunos optaron por irse a parrandear al centro de Xela; yo, por lo contrario, me fui con Javier, Ariel y mi nena al hotel.

Aquella, por su parte, se fue a dormir culpa de la cansada manejada pero Javier, Ariel y yo nos instalamos en un cuarto y nos tomamos unas cervezas mientras hablábamos de mi libro y literatura actual guatemalteca. Ariel nos acompañó para documentar el preciado momento: "La Presentación Íntima de mi Libro". En fin, nos dopamos un rato y luego cuando llegó la bandada bien a matraca con gente y bullicio en los pasillos del hotel, me despedí de Javier y Ariel y me fui a dormir.


Aún tengo presente una frase de Javier: “con este libro, Pablito, acabás de poner un pie en la luna...


La bandada, por otra parte, que había llegado del purrún hizo un escándalo hasta las casi 4 de la mañana. Pasó de todo, pero lo que pasa en Xela, se queda en Xela. Yo solo recuerdo que nos abrieron la puerta del cuarto mientras dormíamos, mi nena me despierta y me dice al cabo de un rato: "mi amor, hay alguien en nuestro baño... un intruso... lleva como 10 minutos metido allí dentro".

Me levanté de la cama y no eran pajas. En efecto, había un intruso en nuestro baño del cuarto. Al cabo de un rato entre su borrachera y temblereque, salió del baño y seguramente en el piso de su cuarto cayó tumbado.







PIE EN LA LUNA, CHISMES, VINITOS Y GUACAMOL


Si ya sobrevivimos al segundo día, es porque hay aún un tercero, pensé mientras David me contaba que habían habido cambios de cuarto entre algunos bróders y sistars. ¡Ja! dije, el primer conecte del festival o más de algún bolo que no encontró cuarto. Y así fue.


Ese día ya teníamos carro, entonces manejamos por la laberíntica Xela hacia Casa No'j. De allí nos llevaron a una lectura en colegio privado, el IGA de Xela. Allí firmé unos 50 autógrafos o más. ¡Les juro, sin pajas, que si me quiero masturbar aún no tengo fuerzas para acabarme con la mano! ¡¡Qué pajero!! literalmente, jajaja.

Luego el almuerzo y por último lo más esperado del día: LA PRESENTACIÓN DE MI LIBRO en Casa No'j.


Javier fue el encargado. Aquel abordó la literatura de posguerra guatemalteca, habló de mi persona, y por último, habló de mi literatura para concluir precisamente con mi libro, Arbitraria Muchedumbre. Luego me entrevistaron un par de gentes, dialogué con otros, firmé algunos cuantos libros y por último nos fuimos a tomar una cerveza oscura con mi nena. Allí comimos un falafel y caminamos varias cuadras hasta llegar a la lectura que estaba programada al aire libre en una pileta; al final por el frío y la lluvia, leímos en un espacio que merecía el bailongo más fino del pueblo: cumbia y marimba al mismo tiempo. Allí práctimamente leímos todos los poetas presentes en el festival.


Ámbar Past (México)
Yaxkin Melchy (México)
Héctor Hernández Montecinos (Chile)
Lucy Chau (Panamá)
Melissa Allemant (Perú)
Alejandra Sequeira (Nicaragua)
Rodolfo Häsler (Cuba)
Dorian Bedoya (Colombia)
Otoniel Guevara
(El Salvador)
David Juárez (El Salvador)

Sabino Esteban, Daniel Matul, Luis Méndez Salinas, Lorena Flores, Javier Payeras y yo (Guatemala)


Por último las tostadas con guacamol, los chuchitos con salsa, el chocolate caliente, el insistente frío, uno que otro whisky, la plaza central con su magia nocturna y la celebración íntima en el hotel con mi nena y la botella de tinto que tibiamente nos acompañó. ¡OJO: no dije la celebración con puro guacamol!


Al otro día, las livianas despedidas y un paseo breve por las Fuentes Georginas. Manejada de cinco horas y descansar, descansar, descansar, descansar. La caja mas grande de libros aún espera por ser abierta. Ya pronto, pronto, pronto: el pie en la luna (pero del motel, jaja) y por último, cómo gran presagio, la presentación en la Guatecity como debe de ser.