Este andar por los pasillos de la soledad, juntando vicios y domesticando miedos. Este ademán fortuito en sospecha, sospechando tristes lejanías de abandono; esta tibieza, estas ganitas sin delicadeza, esta manita masturbando los ecos de la tristeza. Esta simpleza, este versito roto, violado con ganas, ultrajado en la hora pico, anhelando potentes drogas de sueño y esquina. Esta maquila, de historias contadas en la parafernalia rosa de tus ganas. Este vacío momento, este deseo aparcado en tu sexo, esta melena indagando en tu liviano fulgor.
Este zigzaguear constantemente en la autopista del exceso, este despecho; esta función de circo mudo en la flaqueza del destino, esta putita y devastadora desolación.
Este vino tinto aparcado en la memoria de los cultos, imagen divina, invento de sueños; loca manera. Fútil certeza metiéndole mano a la muerte. ¡Oh, Santo Señor de los vergazos! ¡Oh, Divino Mickey Mouse de los excesos! ¡Dame tu luz insomne y dulce! ¡Dame tu verga mística, aflórame en la piel: el blanco crisantemo del deseo nocturno!
Este zigzaguear constantemente en la autopista del exceso, este despecho; esta función de circo mudo en la flaqueza del destino, esta putita y devastadora desolación.
Este vino tinto aparcado en la memoria de los cultos, imagen divina, invento de sueños; loca manera. Fútil certeza metiéndole mano a la muerte. ¡Oh, Santo Señor de los vergazos! ¡Oh, Divino Mickey Mouse de los excesos! ¡Dame tu luz insomne y dulce! ¡Dame tu verga mística, aflórame en la piel: el blanco crisantemo del deseo nocturno!