Te doy este transcurso intacto, esta fiel-crucial epifanía al pie de página de los excesos; ésta sutil barbarie electroacústica. Te doy este desnudo símbolo, más desnudo que la primavera, con toditas sus cursilerías de por medio y sus bucólicos adjetivos tristes; te doy éste presagio. Estas palabritas toscas y tontas, este fonema ciego; éste ringtone abierto hacia frecuencias cósmicas de desvelo. Te doy esta plegaria, este silencio, este amuleto, este nocturno sexo. Para que puedas tocar, sí; ineludiblemente mi frenético y bromisíaco universo.