Enfermo, distraído, vagando en el vacuo silencio de la Influenza.
Pensándote cómo piensan los marineros, abstraídos en su naufragio de tibias sales, brújulas incautas y mareas. Repasando los pliegues de tu risa, implorando la custodia de tu abrazo de tisana. Desvariando a dos pasos de la arista del desvelo, sentado en la cuneta del resfriado; doliéndome las manos y los pies y los huesos y las uñas. Susurrando una plegaria sin nicotinas rancias para días nuevos. Clavado en la epidemia del austero descanso ineludible. Sentado junto al fantasma de mis añoranzas. Cruzando los dedos de vez en cuando para atrancar el maleficio de las insípidas alucinaciones.
Enfermo, distraído, aparcado en el cóctel de los fármacos de diseño y sin música de fiesta.
Pensándote cómo piensan los marineros, abstraídos en su naufragio de tibias sales, brújulas incautas y mareas. Repasando los pliegues de tu risa, implorando la custodia de tu abrazo de tisana. Desvariando a dos pasos de la arista del desvelo, sentado en la cuneta del resfriado; doliéndome las manos y los pies y los huesos y las uñas. Susurrando una plegaria sin nicotinas rancias para días nuevos. Clavado en la epidemia del austero descanso ineludible. Sentado junto al fantasma de mis añoranzas. Cruzando los dedos de vez en cuando para atrancar el maleficio de las insípidas alucinaciones.
Enfermo, distraído, aparcado en el cóctel de los fármacos de diseño y sin música de fiesta.