Palpar el deep progressive ocean de tus poros. Intervenir en tu maniatic psycho hip, Baby. Diagramar las risas de la urgencia en soledades tibias de bolsillo. Embotellar los brillos del silencio, en melancólicas guaridas de baño y souvenir. Empolvar la noche con sudores de baile y movimiento. Aparcar la congoja en los rituales símbolos de la cadencia en random. Redundar asiduamente sobre el dancefloor, con los pies exentos de milenio y las melenas en simétrica demencia y porvenir. Recurrir a la dicción, solamente sí es para perpetuar la apoteosis del afecto. Suspirar sin emergencias de gris necesidad. Palpar el technoelectro balad de mi pecho. Intervenir en mi obsessive compulsive face, Baby. Enredarnos certeramente los gestos, la saliva, la aproximación, los humores, la fiesta; y arremeternos livianamente contra el baile-sueño. Cómo dos fonemas que apresuradamente se dibujan en el viento. Cómo dos moléculas de ruido, haciendo música en los estantes del recuerdo.