sábado, 20 de enero de 2018

INVENCIBLES


Somos invencibles,
como aquel poema de Bolaño.
Nada tememos. «El miedo es el temerario».

Las cumbias de nuestras noches son tremendas.
Los encuadres antropológicos que le hacemos al país
son de una belleza que nadie dibujó en la memoria.

Vos te ponés tus tacones más altos
y salimos a rumbear como bestias infelices.
Pero somos invencibles, más que la madrugada.

Las canciones de Led Zeppelin nos parecen naderías.
Yo soy tu Robert Plant desnudando universitarias en los bares.
No necesito las manos. Tengo dos ojos y están bastante abiertos.


Somos invencibles, nena.
No nos interesa el pasado.
Queremos morir en el presente que es nuestro futuro.

«¿Te parece bien si esta noche no nos vemos?»
Tengo pensado escribir largo y tendido, como un lobo ansioso
rodearme de todos los nudos que tengo anidados en la garganta.

«Dale, bebé». Me dices.
La inmortalidad vendrá después,
hay sacrificios que significan perderlo todo de inmediato.

Largas letanías.
Oscuridades fatales.
Oscuridades más oscuras que la misma noche.

Pero somos invencibles, no lo olvides.
Más invencibles que ese poema invencible de Bolaño.
Más invencibles que la media noche en el trópico lejano.

Ese trópico que dibujaste en mi cadera el otro día.
El mismo que se borró cuando te fuiste a vivir a ese país lejano.
Ese país invencible donde el olvido no me olvida.