miércoles, 6 de agosto de 2008

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A Guzmán, alias El Paletas, lo conocí una noche en Sol del Río para una exposición de figuritas chistosas que todo el mundo afirmaba fehacientemente que eran la cúspide del Arte Contemporáneo; a mí me parecieron salidas de un kindergarten con plastilinas, colores toscos y toda la cosa. Y fue justo en éso, en lo que coincidimos con Guzmán, a quien por poco se le sale una risotada frente a la majestuosidad intelectual y esnobista de la artista que estaba exponiendo sus humildes figuritas.


Guzmán es un tipo corriente, nada estrafalario, un tipo sencillo y hasta por momentos "muy vulgar"; que viste pantalones raídos de lona cómo los de Pablo Bromo, gafas tipo Aníbal López, peinado a lo Pescadito Ruiz o Carlos Peña, risita de santo impúdico tipo Alan Mills y camisetías de paca con diseños bien cool cómo las que usa Javi Del Cid. No no, es Juan Pablo Dardón, me disculpo. Lo que sí, es que a Guzmán le gustan los culitos; y es por eso que va a las inauguraciones de las expos para echar el wacho y de paso, echarse los traguitos cómo Dios manda: ¡¡GRATIS!! Guzmán me asegura que tiene un su hermano que sí es artista; yo no muy le creo, seguramente a de ser uno de ésos que pone música en los bares o cuelga poemas en las ventanillas de los buses.

—Yo no soy artista —me confiesa —a mí lo que me gusta es el Arte Porno... ¡si usté viera, soy bien famoso en mi círculo! Aquí nadie me para nalga, y ni nalga quiero (por ahora... dice entre dientes). Y evidentemente, nadie se detiene a hablar con Guzmán; excepto yo, que tengo mi morbo y soy curioso por naturaleza.


Luego, después de dos copas, Guzmán se retrae en su ser y se dispone a admirar profundamente a cada una de las damiselas que pasan por la galería. Ésa ruca la tiene bien apretada, me dice seguido de una mirada sabia. Ésta otra se ve que le gusta lo shuco y directo, mientras me levanta la ceja. A ésta no le han dado majunche desde hace uuuuy... seguro que plátano con crema quiere la muy cusca, asegura de inmediato. Ésta ruca sí está rica usté, se le ve hasta el tamal bien sazonado... a ésta otra hay que darle por el bumper, o sino, mejor apretarle las candelas y ajustarle breque... En fin, palabrería califa y comentario tras comentario desde la boca del sabio maestro.


Al cabo de un rato, entre las muladas que habla uno en las galerías me dice:

—¿Y usté qué hace mi estimado?
—Trabajo en publicidad y soy escritor compa —le contesto.
—Ahhh, eso sí que es difícil usté... pero viera que lo entiendo, a mi me da por escribirle poemas a mis gatos— A pesar de todo, tiene su lado cursi y tierno el don, me quedo pensando. Luego de una pausa le pregunto directamente:

—Y mire, cuénteme, con todo respeto ¿por qué es que le dicen "El Paletas"?
—¡Uuuuy usté!, ésa historia sí es para que se la cuente en El Tuste... ¿conoce El Tuste?
—Por supuesto que sí, he ido un par de veces con un compadre —le respondo inconforme.
—Allí sirven unas bocas de frijol colado y queso de capas usté, bien ricas las tostadas... pero no importa, intentaré contársela acá... sólo déjeme jalar un vinito y ver ése meneaíto de nalgas que van allí... ¡ufff! ricas y redonditas usté —mientras se chupa el pulgar de la mano.

Sucio y vulgar el don, pienso, mientras me busco un Payaso de la chumpa y lo enciendo con el Bic rojo. Don Guzmán empieza contar su historia al mismo tiempo que entran Rosina Cazali y Carlos Woods. Los veo pasar y me saludan de lejos. Guzmán, exaltado, se me acerca al oído y empieza a decirme un par de cosas que prefiero olvidar. Luego, prosigue su historia.

—Pues mire, la verdad es que tuve una mi novia hace cómo 8 años, me dejó por otro la pisada usté... un día entré a la casa y allí estaban con un mi cuate, que en paz descanse, va de darle hasta por el culo y sin celofán usté... lo primero que hice fue quitarme la ropa, ni lo pensé, sólo lo hice... ellos se pegaron el susto... mi chava, porque no se imaginó que los fuera a cachar en el mero rollo y mi cuate, ¡a huevos! porque me vio la tremenda talanquera yéndole hacia el culo.
—Naah, ¡¿pero y entonces... sí le dio, o no?! —pregunté incrédulo, pero con la curiosidad del gato imaginándose la escena.
—¡¡Y qué cree!! No le estoy mintiendo compa... agarré un sartén y le pegué el primer talegazo a mi cuate, aquel se desmayó sobre mi chava... va de pegar gritos la pisada usté... al final la agarré del pelo y le dije que si no quería por las buenas, pues por las malas entonces... me dijo que por buenas... al final cuando mi cuate se despertó, lo teníamos bien amarrado y yo le estaba dando por el culo, aquella nos estaba va de tomar fotos, después video usté... al cabo de un rato, me aburrí de darle y darle y aquella me pasó una paleta llena de frijoles y... ¡¡ya se imaginará el resto!!
—¡Ala qué grueso compa! —indignado por la turbia y enferma escena.
—Nooombre, no se asuste... lo más calidad es que ésa fue mi primer película porno compa... ése es puro lujo que nunca olvido rey. Después a los meses, aquel se murió de una su infección en el culo y a mi chava la mandé pa’ Los Estados... aquella terminó casándose con un Salvatrucho de Los Ángeles, que es el que tiene la empresa porno allá... y al final, un día aquel me convirtió en el actor principal de todas sus muvis; y ésa es la historia compa... ¡¡hasta hay una página en la internet dedicada a Guzmán Maletas, El Amo de las Paletas!! y también hay un movimiento sado inspirado por mí... en el que usan todo tipo de vibradores, cucharas, moledores de cocina y todo tipo de paletas.
—¡¡¡Naj, ¿sin pajas?!!! —pregunté desconfiadamente.
—¡Si hombre, no le estoy mintiendo rey! Búsquese en la internet y hay va a ver... sí quiere le firmo la camisa o el folletito ése de la expo... en serio le digo que ésa mara usa paletas de todos tamaños y colores... ya sabés, ¡cuando querrás te doy una demostración!
—Aaah... ¡nel compadre, yo paso! —le respondí inmediatamente al ver que ya me estaba voseando, y no me trataba más de "usted" el viejo shuco.
—Nooombre, veníte un día al estudio acá en Guate... está por la Diagonal 6, allá nos podemos poner a grabar alguito... te voy a dejar mi número para que me llamés, dejáme buscar una tarjeta... —me dijo mientras buscaba insistentemente en la mariconera y de repente volteaba a ver hacia dentro de la galería, apuntando con la mirada directo a las nalgas del novio de la artista.


Fingí una llamada, encendí otro cigarro, me despedí de lejos y pude ver que en el pantalón, precisamente junto al lado de la mariconera, llevaba una paleta tipo Bling Bling de plata antigüeña.


En ése momento, comprendí que hay para todos los gustos y que lo mejor era, que me fuera a la casa a empiernarme con mi nena; que seguramente me esperaba en una posición horizontalmente decente, sin ninguna paleta y sin ninguna salvaje vocación de porno-cocinera.






(Los nombres y las fotos de las personas que aparecen en el relato, están mencionados sólo por referentes circunstanciales del contexto del autor. La ficción, en todo caso, es un coctel delicioso... bastante delicioso... que sirve para agilizar los trámites de la desdicha e intolerancia malcogida. So pretexto, salú.)