jueves, 10 de julio de 2008

A E,




Enarbolando las risas del vino en tu nombre, contrabandeando tristes patrias en la brevedad de tu silencio, domesticando miedos en el bolsillo de mis ansias, buscando un roce de pupilas que se difuminen en el universo.

Te veo allí, dormida, gravitando moléculas de sueño desde los últimos rincones del vacío. Los fonemas me tiemblan sobre tus caderas, las ganas se me agitan sobre el vaivén de tu melena. No articulo bien este insólito manierismo de deseos monógamos. No articulo bien esta piratería de universos volteados, de corazones en descanso ardiendo felicidad en llamas. Un tren de saliva me recorre el corazón del verbo. Una locomotora blanca nos sueña desde otro universo, una locomotora blanca, más blanca que la desnuda metáfora en el poema. Más blanca que tu luna, haciéndole el amor al sol de mis intentos.