...but i swear it was in selfdefence (Bob Marley)
Bien dócil, drogado y caliente me decidí a detener el carro prestado que andaba manejando. La sirena, con sus luces de disco setentera, nos hacían ver a mí y al compadre que iba de copiloto, cómo dos delincuentes finos posando para una película porno con gamuza, cocaína, los Bee Gees y las plataformas bien lustradas. Eran las casi 2 de la mañana. La Avenida Reforma se veía vacía, reluciente, nada turbia. La sirena de la patrulla, parecía varada en una película muda de un cine porno.
–Nos hicieron el paro... –le dije al compadrito que andaba conmigo– sacá la coca y todas las drogas que cargás, y le ofrecés un pase o una tacha a la primera oficial que te revise. A ésas chavas eso les gusta, me ha pasado un par de veces.
–Óralex –me respondió aquél mientras se sacaba de la bolsa los dos gramos, un octavo de Indita, dos cajitas de Clorets y una cajetilla de cigarros Belmont.
–¡¡Puta!! ¡¡¿Y sólo eso cargás, vos mula?!! –le dije indignado– Hoy sí andamos en la mierda vos cerote. La tira por lo menos nos va a pedir un mozote de marigüana, un par de tachas o un lirio de vino de ésos de caja.
–Vos, pero sí sólo eso cargo... –me dijo aquél. Yo lo vi con una cara de resentimiento y él asintió sumiso, echándose un trago de Indita y rebuscándose todavía, más de algo en la bolsa de la chumpita de paca.
Una de las oficiales se acercó a la ventanilla y me pidió los papeles, digo "los papos". Inmediatamente le entregué todos los zigzag que tenía y empezó a forjarse un puro a la velocidad del rayo. La otra, del lado del compadrito, encendió su bullet y nos vio bajar del carro con ojos de lujuria mientras el humito verde y salado de "la petenera" le entraba por los pulmones. Rápido vi cómo se hinchaban sus tetas bajo el impío escote policial. Para entonces, la otra ya había forjado su puro y decidió encenderlo. Le dio una jalada y nos lo roló a todos. "Es rápida esta pizada, pensé, ya me imagino lo que puede enrollar con esas manos". Al cabo de dos jaladas cada uno, el puro ya había desaparecido. "Puta, fuman cómo leonas chimeneas éstas mamaítas", pensé. Y cuando una de ellas estaba por tirar la bacha, la otra se acercó y me dijo:
–A ver papi, contáme... ¿Qué andás haciendo por acá? ¿Me veniste a ver o qué? Va a haber alguito o qué ondas...
–Pues aquí mi reina, usté ya sabe, comprando droga para la noche, sino no surte la parranda... usté me entiende, ¿vaa? –le respondí inmediatamente mientras comprobaba que lo que me estaba ojeando eran las nalgas.
–Bueno papi, a ver si suelta algo de la carga pues... aunque sea un polvito –me respondió mordiéndose el labio, guiñando el ojo y salpicándome la cara con puro deseo carnal indagatorio. –tu amigo, se puede ir a la chingada porque vos sos el guapo... ¡y colocho! –me dijo mientras yo me despedía del compadrito, y aquél se alejaba del carro con los ojos hinchados de deseo y frustración. "Ya ves, por feo te pasa eso", pensé mientras me agarraba el pelo con una cola.
Para todo esto, ya me tenían en posición “dame por el culo”; con las dos manos sobre el capó del Peugeot prestado y con una de las oficiales por detrás, hurgándome las bolsas de las nalgas. Así, las dos mujeres policías se decidieron a registrarme con sus macanas fálicas de Guateplast y sus chalequitos de terciopelo azul confeccionados en Almacenes El Rodeo, o Novatex seguramente. Burdamente me registraron “todo”, así de grolis. Prácticamente me hicieron un Overhaul sensorial a inmediaciones de la madrugada. Yo, feliz dejándome revisar por sus autoritarias manos. Ellas, felices exigiendo un poco de sexo duro antes de llevarme al Serenazgo o a la Estación. Al final, les entregué los gramos, los Clorets y el aguardiente barato que aquél había dejado sobre el carro. "Los Belmont nel, me dijo una de ellas, la callada, mejor mierda deberías de fumar".
Luego la otra me agarró la pinga con suma fuerza y me dijo al oído:
–Bueno papi, ¡¿y entonces?! ¿me vas a dar tu rifle o nel?
–Pues claro mamita, y tu compañera qué –refiriéndome a la otra oficial, la que me había puteado por los cigarros del feo.
–De aquella ni te preocupés, solo le gusta ver
–Pues entonces démosle... sólo voy a hacer una llamada para avisar que llego al rato ya que no es mi carro.
–¡¡¡Pues mejor así!!! ¡Estrenémosle el asiento de atrás a quien te lo prestó!
Bien dócil, drogado y caliente me decidí a detener el carro prestado que andaba manejando. La sirena, con sus luces de disco setentera, nos hacían ver a mí y al compadre que iba de copiloto, cómo dos delincuentes finos posando para una película porno con gamuza, cocaína, los Bee Gees y las plataformas bien lustradas. Eran las casi 2 de la mañana. La Avenida Reforma se veía vacía, reluciente, nada turbia. La sirena de la patrulla, parecía varada en una película muda de un cine porno.
–Nos hicieron el paro... –le dije al compadrito que andaba conmigo– sacá la coca y todas las drogas que cargás, y le ofrecés un pase o una tacha a la primera oficial que te revise. A ésas chavas eso les gusta, me ha pasado un par de veces.
–Óralex –me respondió aquél mientras se sacaba de la bolsa los dos gramos, un octavo de Indita, dos cajitas de Clorets y una cajetilla de cigarros Belmont.
–¡¡Puta!! ¡¡¿Y sólo eso cargás, vos mula?!! –le dije indignado– Hoy sí andamos en la mierda vos cerote. La tira por lo menos nos va a pedir un mozote de marigüana, un par de tachas o un lirio de vino de ésos de caja.
–Vos, pero sí sólo eso cargo... –me dijo aquél. Yo lo vi con una cara de resentimiento y él asintió sumiso, echándose un trago de Indita y rebuscándose todavía, más de algo en la bolsa de la chumpita de paca.
Una de las oficiales se acercó a la ventanilla y me pidió los papeles, digo "los papos". Inmediatamente le entregué todos los zigzag que tenía y empezó a forjarse un puro a la velocidad del rayo. La otra, del lado del compadrito, encendió su bullet y nos vio bajar del carro con ojos de lujuria mientras el humito verde y salado de "la petenera" le entraba por los pulmones. Rápido vi cómo se hinchaban sus tetas bajo el impío escote policial. Para entonces, la otra ya había forjado su puro y decidió encenderlo. Le dio una jalada y nos lo roló a todos. "Es rápida esta pizada, pensé, ya me imagino lo que puede enrollar con esas manos". Al cabo de dos jaladas cada uno, el puro ya había desaparecido. "Puta, fuman cómo leonas chimeneas éstas mamaítas", pensé. Y cuando una de ellas estaba por tirar la bacha, la otra se acercó y me dijo:
–A ver papi, contáme... ¿Qué andás haciendo por acá? ¿Me veniste a ver o qué? Va a haber alguito o qué ondas...
–Pues aquí mi reina, usté ya sabe, comprando droga para la noche, sino no surte la parranda... usté me entiende, ¿vaa? –le respondí inmediatamente mientras comprobaba que lo que me estaba ojeando eran las nalgas.
–Bueno papi, a ver si suelta algo de la carga pues... aunque sea un polvito –me respondió mordiéndose el labio, guiñando el ojo y salpicándome la cara con puro deseo carnal indagatorio. –tu amigo, se puede ir a la chingada porque vos sos el guapo... ¡y colocho! –me dijo mientras yo me despedía del compadrito, y aquél se alejaba del carro con los ojos hinchados de deseo y frustración. "Ya ves, por feo te pasa eso", pensé mientras me agarraba el pelo con una cola.
Para todo esto, ya me tenían en posición “dame por el culo”; con las dos manos sobre el capó del Peugeot prestado y con una de las oficiales por detrás, hurgándome las bolsas de las nalgas. Así, las dos mujeres policías se decidieron a registrarme con sus macanas fálicas de Guateplast y sus chalequitos de terciopelo azul confeccionados en Almacenes El Rodeo, o Novatex seguramente. Burdamente me registraron “todo”, así de grolis. Prácticamente me hicieron un Overhaul sensorial a inmediaciones de la madrugada. Yo, feliz dejándome revisar por sus autoritarias manos. Ellas, felices exigiendo un poco de sexo duro antes de llevarme al Serenazgo o a la Estación. Al final, les entregué los gramos, los Clorets y el aguardiente barato que aquél había dejado sobre el carro. "Los Belmont nel, me dijo una de ellas, la callada, mejor mierda deberías de fumar".
Luego la otra me agarró la pinga con suma fuerza y me dijo al oído:
–Bueno papi, ¡¿y entonces?! ¿me vas a dar tu rifle o nel?
–Pues claro mamita, y tu compañera qué –refiriéndome a la otra oficial, la que me había puteado por los cigarros del feo.
–De aquella ni te preocupés, solo le gusta ver
–Pues entonces démosle... sólo voy a hacer una llamada para avisar que llego al rato ya que no es mi carro.
–¡¡¡Pues mejor así!!! ¡Estrenémosle el asiento de atrás a quien te lo prestó!
–Hmmm, ése asiento ha de estar más que usado. Hasta moldeado a las nalgas ha de estar.
–Pues mejor así –me dijo mientras se quitaba los guantes y se los guardaba justamente en las bolsas de las nalgas.
–Pues créeme que me gustaría, pero me da clavo con el compadre, aquél me está esperando –le aseguré impaciente con el celular en la mano, tal cual romano, de la antigüedad –mejor que venga aquél a traer su carro y vos y yo nos vamos a un motelito o a una calle oscura y zas, te penetro mamasita...
–Nel, yo quiero que me des por el culo... ¡ahorita!
–Si ni condón tengo, tons vamos a comprar unos...
–No hace falta, metémela y ya... a mi me gusta sin condón...
–Mi reina pero...
–¡Pero nada! O me das por el culo o te llevo a la Estación. Allá te van a dejar medio sonso por mula. Una por una te van a poner hasta las 5 de la mañana. ¡Y son cómo 10 oficiales y todas gordas! ¡No vas a aguantar ni la hora, mi rey!
–Noombre, nel –llamemos a aquél y lo solucionamos tranquilamente... o si querés vamos por un condón y te la meto por donde querrás...
–Nel, o me ponés acá o te vas a la Estación
–Noombre, solucionemos esto mamita... vos estás bien rica y yo quiero colaborar con vos; te aseguro que si llamo al bróder, todos tranquilos y serenos. Así le pido que me traiga unos condones y nos vamos vos y yo en tu patrulla... claro, con tu amiga viéndonos ya que le gusta ver a la muy curiosa...
–Va, Bueeeeno –insatisfecha –entonces llamálo y decíle que se venga ya, porque a los dos me los voy a poner en la palangana del picop. Tu amigo que me de por delante... y vos me das por detrás...
–¡¡Uff, nel!! La verdad que suena muy grueso y no sé si aquél quiera –le dije mientras marcaba el número del bróder y encendía un Belmont. "A-la-ver-ga, éstas mierdas sí son feas", pensé mientras le daba una y otra jalada. Aquél por fin me contestó y le conté lo sucedido. Si hombre, a la vuelta del punto. No, la droga y un güarito. Dos gramos. Cabal. Vos sabés. Tu carro bien compa. ¿Así? Nel, para nada. A huevos. Está bien rica la chonta. Si, cabal. Vos. El culo, a huevos. Si. Shortitos azules y macana. Rica bróder. Nel. ¿En cuanto? Noombre, mejor nel. Vos traquilo. Yo soluciono. Las tetas. Sí, cabal. Con cuidado bro.
–¿Y entonces, hablaste con tu amigo? –me dijo ella sosteniendo la macana –Te juro que si no se apura, ésta te la meto por el culo y luego vos me la metés también –qué chonta más desagradable, pensé, pero a huevos que me la pongo... ¡y con las botas, el chaleco y la gorra puesta! ¡a huevos!
–Sí, le hablé y viene en un ratín. Mientras, vos y yo podríamos hacer algo para no hacer tan largo el trámite... ¿qué decís? la verdad, yo quiero colaborar con usté mi reina. Vamos al Super 24, compro unos condones y te la zampo por donde querés...
–Nel, ya nel... ahora ya me emocionaste con tu amigo –me dijo al mismo tiempo que se frotaba contra mí y le daba una probadita al colmillo de coca. –No está mal... –me dijo –y a vos en serio ¿te gusta esta mierda?
–Pues a veces... aunque éste colmillo era para un amigo que se va de viaje y l’ estábamos haciendo una-su-des-pe-di-da –le respondí pausadamente, sintiendo un leve efecto de marigüana en el organismo.
–Pues yo solo la uso para coger –me dijo peladamente e insinuante, ofreciéndome un llavazo de coca junto a la puerta de la patrulla. Ella se dio un par, y luego otro.
–Mmm, gracias –le respondí mientras sentía el polvo blanco entrar por los confines de la autopista nasal –Está rica, pero no tan rica como vos –le dije sugerente al mismo tiempo que me recordaba que tenía un condón en la billetera. "Oh yeah", pensé.
–Y mirá, pero sí viene tu amigo ¿verdad? O me diste pura paja –replicó titubeante.
–Me dijo que venía pero no sé si venga. Y si no viene... pues nos vamos pal carro, nos echamos otro llavazo y manejamos a una calle oscura. Usté es la ley mamaíta, allí nadie nos va a hacer nada. Le podemos dar por delante, por detrás; mientras tu amiga mira.
–Ya te dije que nel, ahora esperamos a tu amigo ya que lo llamaste...
–Nooombre, démosle diuna vez... así rico, solitos vos y yo...
–Nelson...
"A chonta más necia", pensé. Puta, la Policia es la misma mierda en todos lados, son necios y calientahuevos.
–Va, mirá pues, negociemos... –le propuse pausada y políticamente correcto –si no viene en 5 minutos nos vamos a parquear a un lugar oscurito y le damos un yegue en el asiento de atrás, ¿qué decís? así suavecito, luego duro...
–Nel, sino viene te me vas pa’ la Estación. Allí que se encargue la Comandante, ella te va a poner a disposición de todas las oficiales y fijo, ¡fijo! ¡todas te van a poner! –me interrumpió mientras sujetaba la radio y daba no sé qué indicaciones a otra oficial por el aparato.
–Nooombre mamita, tiene que haber una manera de solucionarlo... vos estás haciendo tu trabajo, y lo respeto mucho... tiene que haber una manera de que vos y yo terminemos felices y contentos, ¡y qué mejor que con un polvito en el asiento de atrás... y jalando polvito, ya que tanto te gusta! –insistí, utilizando la típica maniobra del lenguaje en estos casos.
–Nel, la Comandante me acaba de decir que te lleve a la Estación detenido –aclaró abruptamente sacando las esposas.
–Nooombre reina, yo sé que ambos queremos una cogidita. Entonces solucionémoslo como usté quiera.
–¡¡¿Cómo yo quiera?!! ¡¿Y cómo quiero yo?! –dijo con el deseo regresándole a los ojos y la cocaína bajándole, seguramente, por toda la garganta en dirección a la vagina.
–Pues usté dígame reinita, yo estoy a su disposición –le dije seductoramente y sujetándome la cola del pelo y con la otra mano el cinturón del pantalón.
–Sabés qué mi colocho, esa es la actitud que me gusta papi…
–¿Y entonces? ¿Le damos aquí mismo o manejamos a algún lugar?
–Yo me voy con vos papi, pero dame un besito primero. Que la oficial nos dirija en la patrulla hacia el lugar, vos solo seguíla... durante el camino te voy a dar un tu regalito por lo bien que te portaste conmigo –me dijo sorpresivamente mientras subíamos al Peugeot prestado, y yo giraba el starter europeo con la fascinación nerviosa de un chabal que va a tener sexo ilícito; y el cosquilleo en la punta de la circunstancia de un hombre que va a ser cogido por la autoridad.
Al cruzar la cuadra, la oficial me bajó el pantalón y me la chupó con ganas hasta que llegamos a una callecita oscura, perdida entre los barrios de la Avenida Hincapié y la Zona 13. Allí se detuvo la patrulla, y la oficial (la voyeurista) bajó en dirección al hatchback. Está de más decir que le quité el chaleco, le mordí los pezones, le apreté las nalgas, la acaricié la vulva, saqué el condón, me esposó brutalmente y hasta me lo puso amablemente. En fin, de más está decir que le dimos unos 10 minutos por atrás y otros 10 minutos por delante. De más está decir que la otra oficial se quitó la ropa y se tocó hasta gemir violentamente. De más está decir que todavía nos echamos un cigarrito, ¡y Belmont, a la verga!, los tres antes de despedirnos. De más está decir que me devolvieron mi Indita, Los Clorets y que nos acabamos lo otro. De más está decir, que manejé relajadamente a entregarle el carro al bróder que me lo prestó afablemente. De más está decir, que cuando le conté a aquél lo que había pasado, me puteó insistentemente por no esperarlo a la hora del gangbang. De más está decir, que aquél no lo hubiese hecho porque está enamoradísimo de su chava brasileña. ¡Uff, brasileans! De más está decir, que la fiesta continúo y que precisamente bailamos y cantamos a coro I Shot The Sheriff de Bob Marley durante el after.
Lo que sí es necesario decir, es que días después, me enteré que el compadrito que iba conmigo lo detuvieron a dos cuadras del lugar donde nos habían detenido. Mala fue su suerte, que lo detuvo una patrulla de la Estación 14. ¡¡Y ésas chontas, sí que son gruesas!! Hay gordas-sado y otras bien locas. Uy, hasta se me erizó la piel de pensar que están bien locas. Me lo descuartizaron al pobre. Dicen que no pudo caminar por cuatro días. Pobre mi gordo. Salú por vos, compadre. Salú por la belleza.
–Pues créeme que me gustaría, pero me da clavo con el compadre, aquél me está esperando –le aseguré impaciente con el celular en la mano, tal cual romano, de la antigüedad –mejor que venga aquél a traer su carro y vos y yo nos vamos a un motelito o a una calle oscura y zas, te penetro mamasita...
–Nel, yo quiero que me des por el culo... ¡ahorita!
–Si ni condón tengo, tons vamos a comprar unos...
–No hace falta, metémela y ya... a mi me gusta sin condón...
–Mi reina pero...
–¡Pero nada! O me das por el culo o te llevo a la Estación. Allá te van a dejar medio sonso por mula. Una por una te van a poner hasta las 5 de la mañana. ¡Y son cómo 10 oficiales y todas gordas! ¡No vas a aguantar ni la hora, mi rey!
–Noombre, nel –llamemos a aquél y lo solucionamos tranquilamente... o si querés vamos por un condón y te la meto por donde querrás...
–Nel, o me ponés acá o te vas a la Estación
–Noombre, solucionemos esto mamita... vos estás bien rica y yo quiero colaborar con vos; te aseguro que si llamo al bróder, todos tranquilos y serenos. Así le pido que me traiga unos condones y nos vamos vos y yo en tu patrulla... claro, con tu amiga viéndonos ya que le gusta ver a la muy curiosa...
–Va, Bueeeeno –insatisfecha –entonces llamálo y decíle que se venga ya, porque a los dos me los voy a poner en la palangana del picop. Tu amigo que me de por delante... y vos me das por detrás...
–¡¡Uff, nel!! La verdad que suena muy grueso y no sé si aquél quiera –le dije mientras marcaba el número del bróder y encendía un Belmont. "A-la-ver-ga, éstas mierdas sí son feas", pensé mientras le daba una y otra jalada. Aquél por fin me contestó y le conté lo sucedido. Si hombre, a la vuelta del punto. No, la droga y un güarito. Dos gramos. Cabal. Vos sabés. Tu carro bien compa. ¿Así? Nel, para nada. A huevos. Está bien rica la chonta. Si, cabal. Vos. El culo, a huevos. Si. Shortitos azules y macana. Rica bróder. Nel. ¿En cuanto? Noombre, mejor nel. Vos traquilo. Yo soluciono. Las tetas. Sí, cabal. Con cuidado bro.
–¿Y entonces, hablaste con tu amigo? –me dijo ella sosteniendo la macana –Te juro que si no se apura, ésta te la meto por el culo y luego vos me la metés también –qué chonta más desagradable, pensé, pero a huevos que me la pongo... ¡y con las botas, el chaleco y la gorra puesta! ¡a huevos!
–Sí, le hablé y viene en un ratín. Mientras, vos y yo podríamos hacer algo para no hacer tan largo el trámite... ¿qué decís? la verdad, yo quiero colaborar con usté mi reina. Vamos al Super 24, compro unos condones y te la zampo por donde querés...
–Nel, ya nel... ahora ya me emocionaste con tu amigo –me dijo al mismo tiempo que se frotaba contra mí y le daba una probadita al colmillo de coca. –No está mal... –me dijo –y a vos en serio ¿te gusta esta mierda?
–Pues a veces... aunque éste colmillo era para un amigo que se va de viaje y l’ estábamos haciendo una-su-des-pe-di-da –le respondí pausadamente, sintiendo un leve efecto de marigüana en el organismo.
–Pues yo solo la uso para coger –me dijo peladamente e insinuante, ofreciéndome un llavazo de coca junto a la puerta de la patrulla. Ella se dio un par, y luego otro.
–Mmm, gracias –le respondí mientras sentía el polvo blanco entrar por los confines de la autopista nasal –Está rica, pero no tan rica como vos –le dije sugerente al mismo tiempo que me recordaba que tenía un condón en la billetera. "Oh yeah", pensé.
–Y mirá, pero sí viene tu amigo ¿verdad? O me diste pura paja –replicó titubeante.
–Me dijo que venía pero no sé si venga. Y si no viene... pues nos vamos pal carro, nos echamos otro llavazo y manejamos a una calle oscura. Usté es la ley mamaíta, allí nadie nos va a hacer nada. Le podemos dar por delante, por detrás; mientras tu amiga mira.
–Ya te dije que nel, ahora esperamos a tu amigo ya que lo llamaste...
–Nooombre, démosle diuna vez... así rico, solitos vos y yo...
–Nelson...
"A chonta más necia", pensé. Puta, la Policia es la misma mierda en todos lados, son necios y calientahuevos.
–Va, mirá pues, negociemos... –le propuse pausada y políticamente correcto –si no viene en 5 minutos nos vamos a parquear a un lugar oscurito y le damos un yegue en el asiento de atrás, ¿qué decís? así suavecito, luego duro...
–Nel, sino viene te me vas pa’ la Estación. Allí que se encargue la Comandante, ella te va a poner a disposición de todas las oficiales y fijo, ¡fijo! ¡todas te van a poner! –me interrumpió mientras sujetaba la radio y daba no sé qué indicaciones a otra oficial por el aparato.
–Nooombre mamita, tiene que haber una manera de solucionarlo... vos estás haciendo tu trabajo, y lo respeto mucho... tiene que haber una manera de que vos y yo terminemos felices y contentos, ¡y qué mejor que con un polvito en el asiento de atrás... y jalando polvito, ya que tanto te gusta! –insistí, utilizando la típica maniobra del lenguaje en estos casos.
–Nel, la Comandante me acaba de decir que te lleve a la Estación detenido –aclaró abruptamente sacando las esposas.
–Nooombre reina, yo sé que ambos queremos una cogidita. Entonces solucionémoslo como usté quiera.
–¡¡¿Cómo yo quiera?!! ¡¿Y cómo quiero yo?! –dijo con el deseo regresándole a los ojos y la cocaína bajándole, seguramente, por toda la garganta en dirección a la vagina.
–Pues usté dígame reinita, yo estoy a su disposición –le dije seductoramente y sujetándome la cola del pelo y con la otra mano el cinturón del pantalón.
–Sabés qué mi colocho, esa es la actitud que me gusta papi…
–¿Y entonces? ¿Le damos aquí mismo o manejamos a algún lugar?
–Yo me voy con vos papi, pero dame un besito primero. Que la oficial nos dirija en la patrulla hacia el lugar, vos solo seguíla... durante el camino te voy a dar un tu regalito por lo bien que te portaste conmigo –me dijo sorpresivamente mientras subíamos al Peugeot prestado, y yo giraba el starter europeo con la fascinación nerviosa de un chabal que va a tener sexo ilícito; y el cosquilleo en la punta de la circunstancia de un hombre que va a ser cogido por la autoridad.
Al cruzar la cuadra, la oficial me bajó el pantalón y me la chupó con ganas hasta que llegamos a una callecita oscura, perdida entre los barrios de la Avenida Hincapié y la Zona 13. Allí se detuvo la patrulla, y la oficial (la voyeurista) bajó en dirección al hatchback. Está de más decir que le quité el chaleco, le mordí los pezones, le apreté las nalgas, la acaricié la vulva, saqué el condón, me esposó brutalmente y hasta me lo puso amablemente. En fin, de más está decir que le dimos unos 10 minutos por atrás y otros 10 minutos por delante. De más está decir que la otra oficial se quitó la ropa y se tocó hasta gemir violentamente. De más está decir que todavía nos echamos un cigarrito, ¡y Belmont, a la verga!, los tres antes de despedirnos. De más está decir que me devolvieron mi Indita, Los Clorets y que nos acabamos lo otro. De más está decir, que manejé relajadamente a entregarle el carro al bróder que me lo prestó afablemente. De más está decir, que cuando le conté a aquél lo que había pasado, me puteó insistentemente por no esperarlo a la hora del gangbang. De más está decir, que aquél no lo hubiese hecho porque está enamoradísimo de su chava brasileña. ¡Uff, brasileans! De más está decir, que la fiesta continúo y que precisamente bailamos y cantamos a coro I Shot The Sheriff de Bob Marley durante el after.
Lo que sí es necesario decir, es que días después, me enteré que el compadrito que iba conmigo lo detuvieron a dos cuadras del lugar donde nos habían detenido. Mala fue su suerte, que lo detuvo una patrulla de la Estación 14. ¡¡Y ésas chontas, sí que son gruesas!! Hay gordas-sado y otras bien locas. Uy, hasta se me erizó la piel de pensar que están bien locas. Me lo descuartizaron al pobre. Dicen que no pudo caminar por cuatro días. Pobre mi gordo. Salú por vos, compadre. Salú por la belleza.