viernes, 13 de junio de 2008

La Guagua Folk

Ayer por la noche tuve una lectura de poesía, de ésas marca "rima-la-tarima", junto al Progressive Duo Cumbia Colochón: Balam Mills y Alejandro Marré.

El lugar desginado fue un barsín, de esos escondidos que están haciendo bulla en zona 10, Corralejos. En el bar he estado haciendo diversas actividades (desde conciertos hasta lecturas de poesía, calcule usté); pero la verdad es que se ha estado poniendo alegre la cosa y yo me he divertido entre las más íntimas fiestas y los más preciados excesos. ¡Gracias Vicky!


Bueno, sigamos guaguatoneando: El designado en abrir la lectura fue su servilleta. Inicié con una inmediata epígrafe de un texto de Manuel José Arce, guatemalteco. Luego una dedicatoria a mi nena y el público, guiado por los chuscos comentarios de Mills prosiguió en su amena risotada de jueves por la noche. ¡Qué mate de risa! Al final leí un par de poemas y el resto fueron puros cuentos, jaja, digo puros relatos de un librito que tengo entre manos. Lo que sí es que la goma me afectó notoriamente, y los relatos se confundieron con el sudor, producido por el estrépito de la luz y la fiesta de los últimos días, que caía interminablemente hasta provocar un ardorcito de ese rico en el ojo izquierdo. Anyway, mi intervención culminó y Marré se dirigió al micrófono con sus poemas más íntimos, sacados de un diario monoplaza o de una película casera abstracta y descriptiva. Y así, entre metáfora fina a ritmo de jazz fonético, una que otra aclaración inmedita y uno que otro verbo de esos poderosos; Marré le rindió el más soberbio de los homenajes a Nina Simone y Charles Bukowski. Luego, al final de los aplausos, el broche final: Mister Mills. Áquel, con su penetrante mirada, su precisa fonética y su look mixqueño (osea, de Mixco pues), irrumpió en el acuoso rito de la voracidad de la noche y con su librín "Síncopes", que le ha dado vuelta a toda Latinoamérica (¡así sin pajas!), expuso el más fino calibre de una prosa versada cómo "debe de ser". Por lo mismo, la mara con muchísimas ganas aplaudió. Y entre cervezas y pláticas casuales, la noche se volvió a poner entretenida otra vez. ¡Hay, cuanta felicidad! ¡Oh yeah oh yeah!.


Al final, las cervezas conjugaron verbos ilícitos en pro de la noche. Y el jip jop más o menos versado, entre bromas y amigos ademanes, se volvió el discurso poético de la fiesta.


“Y toda la mara bebió con la cuchara / palabras de maíz, palabras de cebada / y bien cedada la noche, nos volcamos hacia el coche / y entre el filo de repente / me surge a la mente, un poema de Huidobro / que saludo y que no cobro / y bro-mo estáte quieto / no te hagás el pendejo / yo te dejo este recuerdo, y no te olvides que no muerdo...."


¡Gracias todos! ¡Gracias Alejo, gracias Alan!