domingo, 23 de julio de 2006

IX (compagesis)

Pero nos salvamos, amorosos, de lo negro. Nos salvamos de esa penumbra de teatro que otros llaman mundo y nosotros llamamos cosa, disparidad, tontería. (Encierro y Divagación en Tres Espacios y un Anexo, Maurice Echeverría)





Debería la vida,
en todo caso
(o Dios o el Diablo);
chiflar mientras conspiras
con esos ademanes
de privada colección
y silente alquimia en éxtasis.

Pero debería el mundo,
sin prescripciones médicas de última hora
(sobre todas las cosas);
hacerte orbitar en óvalos
caligráficamente incorrectos
pero precisos, indispensables.
Para que tu abreviada risa
y tu manía de contrarrestar los nerviosismos sea;
una plegaria contagiosa y divina
con amuletos de reacción y contrabando
o un altar de playas vírgenes a deshoras
sin estatutos periódicamente vespertinos
entre ésos tantos parquímetros
de la soledad innecesaria del alba
o del retórico silencio del vacuo luto.


Por eso y todo
lo que callan mis lunares,
mis desvaríos arbitrarios,
mis fonemas epidérmicos
de salvaje y elocuente literatura debería (yo);
juntar mi tibia y necia soledad junto a la tuya.


Así cómo se junta el mar
y las gaviotas y las caracolas y la espuma
frente a las negras toneladas bastas de la arena.
Así cómo se juntan los pinceles
con sus arquetípicas fórmulas,
de óleo o de ceniza o acuarela matutina.

Así cómo se junta el cachondo olivo
con la mediterránea estrategia
de dioses calamares y mil islas históricas
en armónico discurso
e inciso gastronómico,
exclusivamente legal y perpetuamente etéreo.


Sólo así,
y sin anexos extracurriculares;
deberíamos mezclarnos
(y de todas las demás formas)
para firmar un contrato
de mutuos y sagaces odios,
contra la cursi poesía y sus infinitos desacuerdos.

Sólo así,
(de natural fórmula)
y con palabritas de mundo y viceversa;
deberías acercar tu inquieta resistencia
junto a mi sorpresiva piel
de horas en ayuno y taquicardia.


Sólo así,
deberías de ajustar tus horas a las mías;
superlativamente.

Y mudarnos entre vagabundos vinos y arroces
(pero imprescindibles)
de paladar itinerario
y espontáneos manjares de medio día
para curar los miedos,
los asteroides, las distancias, las ensaladas.


Esos abismos.


Todas esas putitas formalidades.