lunes, 12 de septiembre de 2005

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Ando viajando persistentemente en la delgada línea que dibuja el recuerdo de tu cuerpo. No hay estaciones, hoteles de paso, oficinas de aduana para tramitar esta constante ensoñación de deseos indispuestos. Y los días me cruzan, me parten, me duelen en todas estas mis desnudas mochileras sentencias. Confesiones que alcanzan, quizás, para cubrir la vastedad de territorios de tu fantasmagórico cuerpo.