lunes, 12 de septiembre de 2005

Él / Ella

La noche es noche. El silencio, es solamente silencio. No hay fórmulas secretas para salvarse de la noche, ni tampoco hay fórmulas precisas para salvarse del silencio. Él solamente quiso amarle, claro está, volar junto a ella. Pero la niebla es niebla, y el amor es equipaje para largas jornadas de viaje a la intemperie entre la noche y el silencio.

Él le dio su vida envuelta en un fulgor de sonrientes silencios. Ella despertó de la noche, y sin dudarlo, le entregó toda su espuma y todas sus calles cubiertas de glorias y sueños. Ella solamente quiso amarle, claro está, volar junto a él. Aún entre la inevitable niebla de la noche.

Ambos sonrieron de prisa, cobijándose entre la noche, murmurando orgásmicas verdades entre el silencio. Pero la noche es noche y el silencio es silencio. Ambos creyeron en sus destinos, alejándose uno del otro sin detenerse siquiera, a observar como la noche se quedaba sin aliento y como el silencio se quedaba sin respiros. Ambos creyeron que era necesario, entonces, alejar sus mutuos cielos entre el espeso silente candor de la mañana. La vida entonces los fue alejando a uno del otro, inevitablemente. Ella posee sus cielos, él carga con sus infiernos. Ella piensa en él, él solamente piensa en ella.


Ella amaba sus ojos, sus manos, sus instantes, sus sueños. Él le amaba con sus ojos, sus manos, sus instantes, sus miedos. Todo fue, todo es.


Los círculos se cierran, digamos, cuando inevitablemente se cierran. Y despertar de un sueño no es, entonces, largas travesías juntando diestros pasos por la vida hasta vencer terriblemente a la muerte.

Ahora ella le entrega sus días a la noche, al silencio. Él permanece mudo, amansando tristes sueños encerrados en la noche, murmurando no sé qué cosas entre el silencio. Él permanece mudo, quizá, salvándose del olvido irreductible del tiempo. Para luego, entregarle en un día cualquiera de lluvia un solo sueño; un solo sueño en el que por fin puedan juntar sus completos universos. Y así, vencer continuamente a la noche y al silencio.