sábado, 5 de marzo de 2005

Sábado en Saturno, digo instante

Tengo una felicidad ridícula que cuando digo tolva, empieza a parir honestidades completamente brutas -dignas, nada ficticias, eso sí-; y no hay discurso semiótico ni políticamente correcto que me salve, incluso, de los síntomas inevitables de su tan gran real proeza, imprescindible todo el tiempo. Sagrada, incauta.

Tengo una incesante y puntual alegría escondida debajo de mis cortesías diarias y cotidiana fórmula directo al cielo de toditos mis infiernos -eso sí, sin mentiras transigentes-; y no hay para mí momento lamentable que se quede en añoranzas, o grandes reales castillos, al fin de los recuerdos. Solemnes y constantes, extenuantes.

Inevitablemente te lo digo, lo confieso desde tu instante a mi instante. Cómo una verdad insolente y pura; que quiere dar a luz una metáfora infinita, nada esquiva. Maquinaria dispuesta y adjetivando. Solitaria y diurna.