miércoles, 26 de febrero de 2014

HENRY MILLER / DAVID FINCHER

A Alejandro Marré y Javier Payeras


Vos sabés. A veces me da por encerrarme en la noche. Abrir unas botellas, y caer, hacia los tristes desfiladeros del silencio. Esa no es culpa de nadie. Así es uno. Con los años amontonás una decadencia de frustraciones que implican cansancio y otro montón de estupideces. Nos pasa a todos. Creo que nadie está exento del abismo. Pero así es la cosa. El encierro es una necesidad constante. «Las palabras son soledad», decía Miller. Eso es para recordarlo todo el tiempo. Para tatuárselo en el brazo. Para no olvidar, así uno olvida los fogonazos del tiempo. Ese abismo al que llamamos soledad, y encierro, es nuestro mandala. Nuestra luz. Nuestro camino. Nuestro ritual de cada día, y en silencio. No lo olvidés.


De STEREO OFFSET (Editorial X, 2014)