jueves, 27 de septiembre de 2012

CUATRO POEMAS olvidados, o reaparecidos

1.

(QUINTA PÍLDORA, de Arbitraria Muchedumbre, publicado en el 2009)


Mi amor, mi amorcito. Te juro que si nos vamos al Norte te pongo la casa con jardín, chimenea y toda la mierda. Te juro que no nos moriremos de frío. Yo te abrigaré con mi pisto, te lo juro vos mi bonita princesa. El amor enterrará nuestro pasado y tendremos güiros sanos, norteños y con mucho pisto. Tú lo sabés, mi amorcito, yo por vos hasta me mato y mato al hijueputa que me mató por dentro.




2.

(MDMA, de Arbitraria Muchedumbre, publicado en el 2009)


este
anonimato
en tu cadera
es un universo
irreversible
es una ciencia
de los silentes
que lo dicen todo
sin
abrir
la puerta
de las aproximaciones
esta
marea
de anhelos
esta imposibilidad
de asentar la cabeza
este chorro de sexos
estas negras madrugadas blancas
este roce alterado
esta brújula
sin ritmo
sin nortes
sin ánimos
de dependencia
esta urgente fiesta
esta real insolencia
esta fatal evidencia
esta mañana
dejando no ver las apariencias





3.

(CANTO V, de Alicia, publicado en el 2009)

La mañana de hoy, mi Querida Alicia,
luego de tanto encierro y murmullos atrofiados,
fue una mañana hermosa.
Había una sensación de fracasos olvidados
desplazándose entre las moléculas del aire.
El aire se respiraba fresco y solemne.
No había esa resaca moral
que te dejan los alcaloides
ni los prolongados dolores de cabeza
que te hacen parecer zombi de video de
Michael Jackson.
Por un momento me sentí Zoroastro
bailando mambo en boxers y camiseta.

La mañana de hoy, quizás,
fue de las mañanas más hermosas de este año.
Luego quise atravesar el espejo
y ver lo que tus ojos habían visto.
Más tarde ordenando papeles,
encontré unos libros de Nietzsche
y recordé cuando murmuraba,
junto a Víctor y Melissa,
palabras relacionadas con La Voluntad del Poder
en mis lecturas de hace más de diez años.
Mi última década
fue similar a la de un naufrago
dando vueltas en círculos
alrededor de una isla etérea.
Las palmeras trémulas son escapistas.
La arena translúcida es incontenible.
La civilización es pura quimera.
Las alucinaciones son imprecisas.
Los remos. Los remos.

Los remos los dejé empeñados,
enterrados en la profundidad del murmullo.
Llevo brazos obtusos como paradojas.
El cuerpo anestesiado por el centelleo del Sol
se sacude por instantes y las marcas de sangre,
tostadas como costras rupestres,
terminan por arderme las ganas
y cercenarme abruptamente los proyectos.
Creo que por eso nunca estudié
Medicina, Antropología o Historia.
Siempre fui bueno
con los Números y con las Letras.
Me decidí por las letras y ahora veo que
Lo Imposible triunfa.
Lo Fantástico persiste.
Lo Banal respira.





4.

(NARCOLOCHO 26, inédito)


Esas tardes jugando a ser Shakira nunca las olvido.
Tú me enseñaste a un tal Kafke, Bleik
y a una Madona en sus meritos años canches.
Yo sólo tengo recuerdos de tu hombría,
dándome una y otra vez
como si fuera una alcancía sin fondo
mientras el cielo cambiaba de color y salía un arcoiris bien lindo.
Sayaxché lloraba lágrimas de invierno y clavos, eso no lo olvido.
Todo pasaba en medio de la blanca selva de las negociaciones.
Cómo quería verte, y jugar con tus pelitos rojos del pecho.
Cómo quería ver tu risa después de acabar,
eso era mi alegría.
Recuerdo que tus erecciones
duraban más que el Cartel de Sinaloa
y tus ojos eran fogatas que iluminaban mis vacíos.

Tú me juraste amor eterno, lo recuerdo,
con un poema de un hijueputa chileno.
Siempre habían nombres y nombres y yo no entendía nada.
Pero la vida nos separó, y tú estás allá, y yo estoy lejos.
Cogiendo bien rico, sí, con el capo maravilloso de tu mejor amigo.


Que sí, "obvio", sí se cruzó el río.