miércoles, 29 de diciembre de 2010

ABRIR es también cerrar una puerta

"Todo cambia, cambian las cosas y cambiamos nosotros. Lo único que permanece es el devenir".
Heráclito


"But then we, we come and go, go up in smoke
I don't want to know, I don't want to know
We don't need a sign to know better times".
Beach House


"Como si cada beso
Fuera de despedida".
Fernando Pessoa





Irremediablemente nos fatigamos, pensando en un sin fin de cosas: planes, proyectos, miedos, proezas, dolores, amores nos persiguen tras cada pensamiento. Un año termina y la fatalidad es innecesaria. Hay secretos que esconden grandes verdades en el desengaño. Los finales son una puerta que se abre hacia nuevos horizontes. Un año empieza, con sus nuevos ciclos y sus nuevas riendas. La autopista, negra pero resplandeciente, es un llamado a la Nueva Tierra, a la Nueva Vida, a la desconocida ciudad que poco a poco nos cautivará con sus nuevos ritos y sus nuevos ritmos. Todo es una marea loca de circunstancias que se abren (plenamente). Hay una palabra, que espera para ser escrita aproximándose hacia nosotros, como una ola que crece y crece hasta llegar a la costa de los comienzos. En cada esquina de nuestras vidas, hay algo irreparablemente triste y torpe que poco a poco se convierte en un lejano y enternecedor espejo, donde habitan los mejores brillos propios. No hay errores, equivocaciones, no hay arrepentimientos, no hay desdichas. No hay odios. Sólo hay verdades escondidas detrás de otras verdades que ni siquiera hemos visto.

Cada día es un regalo.

Envuelto con lentitud de presente. Cada día es una puerta abierta, una puerta cerrándose, un cúmulo de adioses y bienvenidas muriendo lentamente hasta nacer de nuevo.

Los finales son una felicidad disfrazada de silencio y comienzo. Quizás algún día, bajo el manto de una lucidez precaria, entendamos la fórmula para no sufrir inseguridades y miedos y fríos ajenos. Cada día es un final disfrazado de oscuridad y de noche. Nada es en vano. Nada es arbitrario. Todo está construido de símbolos que nos conducen hacia el ahora. Hay mapas que se desdibujan cuando reflexionamos sobre la felicidad y las decisiones. El futuro es una encrucijada efímera para los que no saben cursar los caminos que conducen al infinito. Debemos debilitar la fuerza magnética que no nos conduce a las transformaciones. Hay un abanico de posibilidades que morirán, detrás de cada final, y nos debilitará las ganas mientras nos sentemos a reflexionar sobre lo perdido. Debemos rescribir el poema, iniciarnos en el bosquejo de los nuevos proyectos, las nuevas páginas en blanco, los nuevos encuentros, los nuevos abandonos.

Cantar es dibujar golondrinas eléctricas en el aire.

No debemos desfallecer, la tristeza es también un regocijo necesario. Intentemos una vez más, ser felices con todos nuestros demonios. Caminemos de a poquito, no permitamos que la soledad nos aniquile los mejores tiempos. En el refugio interior están las respuestas a los comienzos, que crucialmente nos llevarán a nuevos finales que serán nuevos comienzos y nuevos finales y nuevos comienzos hasta la eternidad perdurable de la impaciencia... pero nada es infinito. Todo termina. Se inicia otro párrafo, otra aventura, otro capítulo para este resurgir desde estas ruinas imposibles que yacen bajo nuestros ojos visionarios ya cansados que renacen. Habrá que construir pirámides nuevas. Levantar ciudades a lo largo del nuevo año que se avecina.

El poema nace, donde mueren otros poemas ya cansados de tiritar en el universo.

El poema muere, allí, donde no dejamos que nazca como tierna flor de espinas crueles.