Allá en un pueblito de Zacapa, dijeron ver caer a un OVNI a tierra. Yo la verdad, no les creo nada de nada de nada de nada; pero una sucesión de eventos desafortunados y congruentes confirman, que el platillo volador del que hablo precisamente ahora, trajo maldad y desgracia al pueblo entero.
Primero me contaron, que unos güiros que andaban de capiuza de la escuela entre chingar y chingar con sus hondas, le pegaron un gran morongazo y lo dejaron caer de un solo al artefacto ése que volaba tranquilamente entre el cielo acalorado de la zona. Luego un vaquero me contó que esas eran puras pajas; que lo que en verdad había sucedido era que una narcoavioneta aterrizó en una de las tantas pistas clandestinas, cerca de Río Hondo, y que luego le prendieron fuego con diesel para despistar a la tira; y que de allí inventaron un montón de calumnias para que la mara no supiera quien le había prendido fuego al objeto volador no identificado mencionado anteriormente. Luego una seño, canchita y todo, me contó mientras me tomaba una Coca bien fría en su tienda, que la mera verdad era que unos militares fueron a enterrar una avioneta de dudosa procedencia allá detrás del cerro; y que el Manuel, futuro papá de su güiro, fue a desempolvar el avioncito de hierro para desarmarlo y venderlo por partes en una de las hueseras del pueblo. A mi lo que me consta usté, me dijo ella, es que el Manuel luego di una semana andaba con el manojote de billetes en la bolsa y bien a pija agarrándose a la Rosy... Él me dijo que un su negocito le había caído desde Honduras, seguramente un su narcoqueso allá en la frontera, porque eso si da pisto usté; viera como a mi primo "El Chancho" le fue bien un su par de años. Hasta nos levantó el techo, tres pisos nos construyó a mis hermanas y a mi tata. Andaba en un su Hummer amarillo, si le viera el diente y la hebillota di oro que se andaba echando. Todos los martes se cruzaba la frontera y se volvía el miércoles rumbo a Puerto Barrios. Nosotras pensábanos que andaba en un su negocio chueco... pero él siempre nos daba un pistillo y nos poníanos bien contentas. A una de mis nenas, la más pequeña, le compró una su casa de Barbie bien bonita usté; la hubiera visto, cómo brillaba de lo nueva que estaba. De todo nos daba para que nos hicieranos "sho"; la verdá es que El Chancho era bien buena onda. A mi tata le contaron que se fue de viaje a los Estados, pero a mi cómo que se me hace que lo agarraron con una su picopada de droga. "Ustedes no sean mulas... es mejor ser pobre que mula", les dijo mi tata bien bolo a mi hermanos un día domingo allá en la feria. Mis hermanos se fueron pa la capital a trabajar a una empresa de cisternas con mi tío Felisberto; pero al Chancho, ni vista ni oído usté. Seguro lo agarraron y lo metieron preso. O a lo mejor, hasta le volaron plomo porque en esos días vinieron unos mexicanos a buscar a unos cuates de la Patty, hermana del Chancho. Pero la verdá, es que todos pensábanos que todo eso era por un su negocio que ella tenía allá en el club... es que a ella le gustar andar en minifalda y le gusta irse con los güanacos y con los catrachos de vez en cuando... a veces se la llevan a pasear y le compran relojitos, collares y vestidos caros... hasta conoció Río Dulce y Monterrico con uno con los que anduvo. Seguro ha de andar sorteando el cuerpo y limando los cuchíos, usté me entiende, ¿vaaa?. Pero el rollo usté es que el mierda del Manuel me dejó bien preñada después de lo del OVNI. Primero pasaba por la tienda a cantinearme y a decirme un chingo 'e pajas; después de que le daba mamey se iba bien contento a chupar y pasábanos los días sin vernos pero cuando nos veíanos me decía que andaba en su negocito y que yo le quitaba tiempo. En todo ése rato nunca me vio a la cara y se hacía el mula pero así pasó un su tiempo y después pasó lo que yo ya sabía y le estaba contando: se fue con la puta de la Rosy a Chiquimula y ni lo volví a ver al hijueputa. Seguro ella me lo embrujó, porque esa sí que es bien bruja usté... ¡y bien puta! Lo que me saca de onda es que qué voy a hacer cuando nazca mi güiro, el Manuel no se va a hacer cargo, a ése cabrón le vale vergas... ésos dos pizados seguro han de andar pelando el mango por allí. Pero lo que sí me duele usté, es que ése aparato del demonio me dejó bien sola. ¡Y duele la soledad un chingo usté!
Pero ojalá, y que me oiga Diosito, que mi nene no nazca con un su "mal de ojo" o le digan “el marcianito” cuando esté yendo a la escuela... ¡porque eso sí! yo de un talegazo me los voy a dejar bien quietos cuando a alguien se le ocurra abrir la boca frente a mi güirito lindo.
(Relato escrito para la lectura Nación Alienígena, marzo del 2009)
Primero me contaron, que unos güiros que andaban de capiuza de la escuela entre chingar y chingar con sus hondas, le pegaron un gran morongazo y lo dejaron caer de un solo al artefacto ése que volaba tranquilamente entre el cielo acalorado de la zona. Luego un vaquero me contó que esas eran puras pajas; que lo que en verdad había sucedido era que una narcoavioneta aterrizó en una de las tantas pistas clandestinas, cerca de Río Hondo, y que luego le prendieron fuego con diesel para despistar a la tira; y que de allí inventaron un montón de calumnias para que la mara no supiera quien le había prendido fuego al objeto volador no identificado mencionado anteriormente. Luego una seño, canchita y todo, me contó mientras me tomaba una Coca bien fría en su tienda, que la mera verdad era que unos militares fueron a enterrar una avioneta de dudosa procedencia allá detrás del cerro; y que el Manuel, futuro papá de su güiro, fue a desempolvar el avioncito de hierro para desarmarlo y venderlo por partes en una de las hueseras del pueblo. A mi lo que me consta usté, me dijo ella, es que el Manuel luego di una semana andaba con el manojote de billetes en la bolsa y bien a pija agarrándose a la Rosy... Él me dijo que un su negocito le había caído desde Honduras, seguramente un su narcoqueso allá en la frontera, porque eso si da pisto usté; viera como a mi primo "El Chancho" le fue bien un su par de años. Hasta nos levantó el techo, tres pisos nos construyó a mis hermanas y a mi tata. Andaba en un su Hummer amarillo, si le viera el diente y la hebillota di oro que se andaba echando. Todos los martes se cruzaba la frontera y se volvía el miércoles rumbo a Puerto Barrios. Nosotras pensábanos que andaba en un su negocio chueco... pero él siempre nos daba un pistillo y nos poníanos bien contentas. A una de mis nenas, la más pequeña, le compró una su casa de Barbie bien bonita usté; la hubiera visto, cómo brillaba de lo nueva que estaba. De todo nos daba para que nos hicieranos "sho"; la verdá es que El Chancho era bien buena onda. A mi tata le contaron que se fue de viaje a los Estados, pero a mi cómo que se me hace que lo agarraron con una su picopada de droga. "Ustedes no sean mulas... es mejor ser pobre que mula", les dijo mi tata bien bolo a mi hermanos un día domingo allá en la feria. Mis hermanos se fueron pa la capital a trabajar a una empresa de cisternas con mi tío Felisberto; pero al Chancho, ni vista ni oído usté. Seguro lo agarraron y lo metieron preso. O a lo mejor, hasta le volaron plomo porque en esos días vinieron unos mexicanos a buscar a unos cuates de la Patty, hermana del Chancho. Pero la verdá, es que todos pensábanos que todo eso era por un su negocio que ella tenía allá en el club... es que a ella le gustar andar en minifalda y le gusta irse con los güanacos y con los catrachos de vez en cuando... a veces se la llevan a pasear y le compran relojitos, collares y vestidos caros... hasta conoció Río Dulce y Monterrico con uno con los que anduvo. Seguro ha de andar sorteando el cuerpo y limando los cuchíos, usté me entiende, ¿vaaa?. Pero el rollo usté es que el mierda del Manuel me dejó bien preñada después de lo del OVNI. Primero pasaba por la tienda a cantinearme y a decirme un chingo 'e pajas; después de que le daba mamey se iba bien contento a chupar y pasábanos los días sin vernos pero cuando nos veíanos me decía que andaba en su negocito y que yo le quitaba tiempo. En todo ése rato nunca me vio a la cara y se hacía el mula pero así pasó un su tiempo y después pasó lo que yo ya sabía y le estaba contando: se fue con la puta de la Rosy a Chiquimula y ni lo volví a ver al hijueputa. Seguro ella me lo embrujó, porque esa sí que es bien bruja usté... ¡y bien puta! Lo que me saca de onda es que qué voy a hacer cuando nazca mi güiro, el Manuel no se va a hacer cargo, a ése cabrón le vale vergas... ésos dos pizados seguro han de andar pelando el mango por allí. Pero lo que sí me duele usté, es que ése aparato del demonio me dejó bien sola. ¡Y duele la soledad un chingo usté!
Pero ojalá, y que me oiga Diosito, que mi nene no nazca con un su "mal de ojo" o le digan “el marcianito” cuando esté yendo a la escuela... ¡porque eso sí! yo de un talegazo me los voy a dejar bien quietos cuando a alguien se le ocurra abrir la boca frente a mi güirito lindo.
(Relato escrito para la lectura Nación Alienígena, marzo del 2009)