( primera píldora )
Ella se busca una canción triste y blanca, por debajo de las tetas cliché que le cuelgan cómo mangos amarillos. Rápidamente se la encuentra, me la entrega. Es una canción triste –y blanca – que tibiamente se me deshace entre las manos y solloza, dejándola a ella entre un infame e irreversible dolor de muelas amalgamas, que la hacen deslizarse hasta encallar en un nefasto y modesto silencio. Yo le hablo obstinadamente, y ella; acondicionada por el pasmo lujurioso de lo inmóvil, más quieta que una bala –cruelmente clavada– en el pecho de las ganas, me mira de reojo y ríe. Ríe sin saliva, pleito o llanto. Yo de espaldas me contengo, empiezo a presagiar las notas de la triste y blanca melodía que aún solloza mientras se disipa cómo arenas movedizas.
Las luces arden y ella sosegada, yo impávido jugando al ciego. Ciego de deseo, deseando la ceguera. Ardiendo junto a las luces y ella sosegada. Toda sosegada. Toda toda.
( segunda píldora )
Prometo arder con vos en el infierno, le aseguro. Vos sólo dame tu deseo, es que mi amor ya está cansado de las eternas primaveras, me confirma. Yo prometo darte mil canciones. Jjuntos haremos una cambalacha, sumergidos en las reafirmaciones de la cama. Nos empaparemos de deleite, navegando por las discrepancias de la ducha. Arderemos entonces en las tropicales profundidades del jardín, en las tibias comisuras de la sala; en los gélidos rincones del tiempo, en las fúnebres alacenas del olvido. Nos pasearemos por los frágiles senderos del miedo, en los témpanos estacionamientos del duelo, arderemos de deseo. ¡¡¡Arderemos juntos, sí, juntos en la calidez del inminente fuego!!!
( tercera píldora )
El fuego de los pueblos, es la humazón mierda que cómo chinga los ojos.
( cuarta píldora )
Dicen que allá afuera hay un maizal ardiendo en llamas. La miseria de este pueblo, se hará tortilla hirviendo en agua shuca, con leña de abatidos huesos del pasado. La sangre no se cambia por sangre. La sangre está escrita, por lo contrario, en las rendijas que dan al lejano horizonte. Ése horizonte llora, llora apresuradamente. Llora por ignorante. Llora porque llora, mientras baila reguetón con la puta más fina del pueblo. Cabal. La más shuca, la más muca, la más cabal de todas: la más puta, y la más fea. Pero buena está, mire papa. Hasta el dedo y no sé que otras cosas le meten por el hoyo de su tristeza. Tratan de llenarla con amor pasado, comprado, rancio, de luto; pero no pueden. Tratan de rellenarla con amor usado, vencido, uuy da miedo pero nunca pueden. Tratan de contrarellenarla con amor cualquiera. Cualquiera sale a la calle y ve el vergueo que se armó por el maizal que está inflado en llamas de sangre no sos mi hermano, indio baboso. Indio mula. No soy yo el que te quemó el rancho mientras se violaba a tu mujer y desnucaba a tus güiros, indio mula. El matón es ése, ése que te ofrece pisto y se roba toda tu milpa. ¡Mirá, cómo le prendió fuego el muy traidor! ¡Andá, paráte... yo te ayudo a quebrarle el culo a ése hijueputa!
( quinta píldora )
Mi amor, mi amorcito. Te juro que si nos vamos al Norte te pongo casa con jardín, chimenea y toda la cosa. Te juro que no nos moriremos del frío, te juro que el amor enterrará nuestro pasado y tendremos güiros sanos y con pisto. Tu lo sabés, mi amorcito, yo por vos hasta me mato y mato al hijueputa que me mató por dentro.
( sexta píldora )
¡Shhst mami, ¿por qué se me quedó tan callada?!
Mire mami, yo a usté la quiero pero a mi lo que me gusta es aderezar la molleja. Bien dicen que Popeye, lo único que quería era sazonar su espinaca con aceite de Oliva. Ya ve mi reina, si yo soy culto, yo sé cosas. ¡¿Qué va a hacer usté si yo no estoy mamaíta?! Quiérame hombre, aquí en este pecho hay puro maíz hinchado de amor del bueno.
( séptima píldora )
Lágrimas de Telma para el Ferrocarril/Semáforo que te marca el Alto. Ni se le ocurra parar un rato, que le dan un filetazo entre los cuatro dedos del vidrio eléctrico. Mejor cierre su vidrio hombre. Mire que aquí la cosa es gruesa. Por un Mazda le huevean sus cosas, le sacan el pisto y le arrancan la oreja de un machetazo. Por un BM lo violan, violan a su güiro y encima les pegan el tiro de gracia en la macheteada jeta. Por un Toyota le quitan los brazos, se llevan su casa para otro país y le matan al perro, al gato y al canario. Por un Mechez mejor ni pregunte, ni mucho menos por un Jaguar. A mi la última vez que me pasó, fue en Petén; pregunté por un jaguar que había visto cuatro meses antes en un mini zoológico de un hotel de ésos ecológicos, y la respuesta del encargado fue: Aaah, pues fíjese usté... que vino un diputado, no mi’acuerdo ahorita el nombre... pues la cosa, es que mando a matar al tigrito para hacerlo en un su churrasco con unos sus cuates militares... así es aquí usté, de un machetazo me lo volé al pobre... después lo que nunca mi’olvido es la mirada del tigrito, si viera como mi’miraba el animalito... uy me dio tristeza ver al gatito muriéndose ahí en el piso... bien echado se quedó y luego matarilis...
( octava píldora )
El estruendo de mi pito, se fue hundiendo en el mutismo de tu fango. La canción de cuna se atolondró de tanto disparo en el desierto. Las balas nos atravesaron. Una lágrima se desplomó del cielo. La noche gimió poemas tristes. Algo de furia bailó en el horizonte. Tu silueta se desdibujó cómo un piano en el enjambre de las distorsiones. Yo te cuido, así cómo cuido tus canciones más frágiles. Te prometo que cuando despiertes, desayunaremos golondrinas de deseo y bailaremos marimba bajo el resplandor de la mañana.
( novena píldora )
¡Shhst, ya no escriba más chavo! Están tirando un pijazo de bombas allá en el desierto y viera, ¡¡cómo duelen ésas mierdas!! Por cierto, a ése su teclado le falta aceite, oiga cómo rechina ésa su mierda.
¡Shhst, que ya no escriba más le estoy diciendo hombre! Me la va a despertar rey, y yo todo lo que me fajé pa’ dejársela bien quietecita! Mire cómo duerme ahí tumbada, puro cachorrito muerto se quedó... y eso que coge como una leona.
Ella se busca una canción triste y blanca, por debajo de las tetas cliché que le cuelgan cómo mangos amarillos. Rápidamente se la encuentra, me la entrega. Es una canción triste –y blanca – que tibiamente se me deshace entre las manos y solloza, dejándola a ella entre un infame e irreversible dolor de muelas amalgamas, que la hacen deslizarse hasta encallar en un nefasto y modesto silencio. Yo le hablo obstinadamente, y ella; acondicionada por el pasmo lujurioso de lo inmóvil, más quieta que una bala –cruelmente clavada– en el pecho de las ganas, me mira de reojo y ríe. Ríe sin saliva, pleito o llanto. Yo de espaldas me contengo, empiezo a presagiar las notas de la triste y blanca melodía que aún solloza mientras se disipa cómo arenas movedizas.
Las luces arden y ella sosegada, yo impávido jugando al ciego. Ciego de deseo, deseando la ceguera. Ardiendo junto a las luces y ella sosegada. Toda sosegada. Toda toda.
( segunda píldora )
Prometo arder con vos en el infierno, le aseguro. Vos sólo dame tu deseo, es que mi amor ya está cansado de las eternas primaveras, me confirma. Yo prometo darte mil canciones. Jjuntos haremos una cambalacha, sumergidos en las reafirmaciones de la cama. Nos empaparemos de deleite, navegando por las discrepancias de la ducha. Arderemos entonces en las tropicales profundidades del jardín, en las tibias comisuras de la sala; en los gélidos rincones del tiempo, en las fúnebres alacenas del olvido. Nos pasearemos por los frágiles senderos del miedo, en los témpanos estacionamientos del duelo, arderemos de deseo. ¡¡¡Arderemos juntos, sí, juntos en la calidez del inminente fuego!!!
( tercera píldora )
El fuego de los pueblos, es la humazón mierda que cómo chinga los ojos.
( cuarta píldora )
Dicen que allá afuera hay un maizal ardiendo en llamas. La miseria de este pueblo, se hará tortilla hirviendo en agua shuca, con leña de abatidos huesos del pasado. La sangre no se cambia por sangre. La sangre está escrita, por lo contrario, en las rendijas que dan al lejano horizonte. Ése horizonte llora, llora apresuradamente. Llora por ignorante. Llora porque llora, mientras baila reguetón con la puta más fina del pueblo. Cabal. La más shuca, la más muca, la más cabal de todas: la más puta, y la más fea. Pero buena está, mire papa. Hasta el dedo y no sé que otras cosas le meten por el hoyo de su tristeza. Tratan de llenarla con amor pasado, comprado, rancio, de luto; pero no pueden. Tratan de rellenarla con amor usado, vencido, uuy da miedo pero nunca pueden. Tratan de contrarellenarla con amor cualquiera. Cualquiera sale a la calle y ve el vergueo que se armó por el maizal que está inflado en llamas de sangre no sos mi hermano, indio baboso. Indio mula. No soy yo el que te quemó el rancho mientras se violaba a tu mujer y desnucaba a tus güiros, indio mula. El matón es ése, ése que te ofrece pisto y se roba toda tu milpa. ¡Mirá, cómo le prendió fuego el muy traidor! ¡Andá, paráte... yo te ayudo a quebrarle el culo a ése hijueputa!
( quinta píldora )
Mi amor, mi amorcito. Te juro que si nos vamos al Norte te pongo casa con jardín, chimenea y toda la cosa. Te juro que no nos moriremos del frío, te juro que el amor enterrará nuestro pasado y tendremos güiros sanos y con pisto. Tu lo sabés, mi amorcito, yo por vos hasta me mato y mato al hijueputa que me mató por dentro.
( sexta píldora )
¡Shhst mami, ¿por qué se me quedó tan callada?!
Mire mami, yo a usté la quiero pero a mi lo que me gusta es aderezar la molleja. Bien dicen que Popeye, lo único que quería era sazonar su espinaca con aceite de Oliva. Ya ve mi reina, si yo soy culto, yo sé cosas. ¡¿Qué va a hacer usté si yo no estoy mamaíta?! Quiérame hombre, aquí en este pecho hay puro maíz hinchado de amor del bueno.
( séptima píldora )
Lágrimas de Telma para el Ferrocarril/Semáforo que te marca el Alto. Ni se le ocurra parar un rato, que le dan un filetazo entre los cuatro dedos del vidrio eléctrico. Mejor cierre su vidrio hombre. Mire que aquí la cosa es gruesa. Por un Mazda le huevean sus cosas, le sacan el pisto y le arrancan la oreja de un machetazo. Por un BM lo violan, violan a su güiro y encima les pegan el tiro de gracia en la macheteada jeta. Por un Toyota le quitan los brazos, se llevan su casa para otro país y le matan al perro, al gato y al canario. Por un Mechez mejor ni pregunte, ni mucho menos por un Jaguar. A mi la última vez que me pasó, fue en Petén; pregunté por un jaguar que había visto cuatro meses antes en un mini zoológico de un hotel de ésos ecológicos, y la respuesta del encargado fue: Aaah, pues fíjese usté... que vino un diputado, no mi’acuerdo ahorita el nombre... pues la cosa, es que mando a matar al tigrito para hacerlo en un su churrasco con unos sus cuates militares... así es aquí usté, de un machetazo me lo volé al pobre... después lo que nunca mi’olvido es la mirada del tigrito, si viera como mi’miraba el animalito... uy me dio tristeza ver al gatito muriéndose ahí en el piso... bien echado se quedó y luego matarilis...
( octava píldora )
El estruendo de mi pito, se fue hundiendo en el mutismo de tu fango. La canción de cuna se atolondró de tanto disparo en el desierto. Las balas nos atravesaron. Una lágrima se desplomó del cielo. La noche gimió poemas tristes. Algo de furia bailó en el horizonte. Tu silueta se desdibujó cómo un piano en el enjambre de las distorsiones. Yo te cuido, así cómo cuido tus canciones más frágiles. Te prometo que cuando despiertes, desayunaremos golondrinas de deseo y bailaremos marimba bajo el resplandor de la mañana.
( novena píldora )
¡Shhst, ya no escriba más chavo! Están tirando un pijazo de bombas allá en el desierto y viera, ¡¡cómo duelen ésas mierdas!! Por cierto, a ése su teclado le falta aceite, oiga cómo rechina ésa su mierda.
¡Shhst, que ya no escriba más le estoy diciendo hombre! Me la va a despertar rey, y yo todo lo que me fajé pa’ dejársela bien quietecita! Mire cómo duerme ahí tumbada, puro cachorrito muerto se quedó... y eso que coge como una leona.