No recuerdo quien fue, pero alguna vez alguien me dijo que José José era el "Elvis de Latinoamérica". Así, sin tanta casaca asentí junto a él. Sí, le creí, pero también dudé.
La sentencia fue grosera, más bien espesa (en todo sentido); pero a la vez fue una de ésas verdades absolutas que uno escucha en el bus, en las juntas familiares, mientras come tacos, lee el libro, ve la tele, casaque en el chance; en fin, toda una “certeza incierta” le dicen, así para que suene bien bonitío. Es cómo decir que El General es el Jim Morrison panameño con acento californiano. O por ejemplo, que David Bowie es la versión inglesa de David Bisbal o Camilo Sesto cantando “La Odisea en los Espacios”. A lo que voy, es que uno convive todos los días en una globalización irreverente que pretende desacralizar el “azur” de Baudelaire y convertirlo en el “azul” de Bohemia Suburbana (¡Salú Giovanni!) y juguetear con tal cosa. ¡¿Se entiende el rollo, o nel pastel Lucybell–La Ley–Manuel?
Hace unos días, por ejemplo, llegó un tipo al bar a pedirme una canción de K-Paz De La Sierra. Fijate que hoy es noche de música inglesa, le expliqué civilizadamente. Pasadas las horas (y los tragos), se volvió a acercar a la barra y me la pidió de nuevo; esta vez un poco altanero. Disimulé el asombro, e intenté jugar “la del instruido musicólogo frente al ignorante muco”.
(ACLARACIÓN: No tengo clavos con ésa música, pero la verdad, ¡qué muca!)
Le expliqué que no se la podía poner porque estaba sonando una de A Flock Of Seagulls del año 82 y que le seguían una de Tears For Fears del 85, seguida por una de Alphaville del 84; y así sucesivamente. ¡¡¡Error!!!
El chavo me hizo mala cara y por un momento pensé que mi 45 intelectual (cómo diría Ruben Blades) no serviría de nada ante sus botas de lagarto (conste, no dije Lizard King a lo Morrison), su sombrero "cowboy style" y la automática (Not Automatic For The People de R.E.M. que conste) enfundada bajo el cincho. El tipo se maleó; pero al final siempre prevalece la inteligencia y le dije que al final de la noche, en todo caso (buena estrategia para que se compraran otra de Añejo o de Zacapa, y todos contentos) con gusto hasta le ponía, no las nalgas, sino el disco completito de la banda ésa. El chavo sonrío, satisfecho. Pensó que su batalla la tenía ganada. ¡¡¡Puras pajas mi cowboy!!! ¡¡Te tengo agarradito de los webs, my friend... con mi chuntaro–english–poetic–style quedás advertido mal parido vato barato, naco güanaco!!
Dieron las once y cuarto, las once y media, las doce menos cuarto, las doce.
Yo pura cenicienta orgásmica, seguía con mi ritual de momia elástica, pinchando la lap con sonidos de New Order, Talk Talk, The Cure, Joy Division, The Slits, The Clash, Fine Young Cannibals, The Smiths, Ian Dury, Rolling Stones, The Who, Patti Smith, Sex Pistols, Gang Of Four, Siouxsie & The Banshees, Depeche Mode, Talking Heads, Duran Duran, David Bowie, Pulp, Jamiroquai, Blur, Radiohead, Placebo, The Cure, The Cure, Joss Stone, Lily Allen y hasta la rica de la Kyle Minogue (¡ah no, ésa es australiana! Pero está bien buena la vieja y hasta tiene su “english accent” que le queda bien bien bien).
Dieron las doce y cuarto, las doce y veinte, las doce y media. Yo, tratando de esconderme entre los recovecos del congelador y el brillante plasma LCD de la pantalla de la COMPAQ, poniendo rolas, rolas y rolas suaves pero intensas. Al cabo de un rato, escucho una voz, no precisamente la de Roger Waters en Money de Pink Floyd; sino de la K. (tampoco el personaje de Kafka en El Proceso ¡¡Noombre Bromo!! Ya te me estás yendo por otro lado, puro intelectual–finolis, tipo "Sophos 5 a 7"). Hablo de K., el K-Pazaneco éste que baila quebradita y lustra las botas de a 30 varos. Pues claro; son su orgullo, su vestigio último, su más preciado objeto, su “macho stylin code”. Cabal, pensé. Es el Sombrerón mismo este compa. Lo observo detenidamente y lo compruebo. Es una nueva y mejorada versión del Sobrerón: es el Sombrerudo 2.8, en vivo y a todo color. Puro G.I. Joe con pistolitas intercambiables, puro Power Ranger con poderes cósmicos exportados de Santa Zacapa.
Esa especie bizarra (pero tan común en estos tiempos) que anda en una SUV o en un Pick-Up del año (digo troca)
LUCE EL CUETE, CUANDO VA AL RETRETE
SACA Y PAGA GOLD, CON ALGODÓN
FRUNCE EL CEÑO, SI LE APLICAN LEÑO
JALA COCA SI SE PONE A SOCA
MUEVE EL DEDO SI SE PONE FEO
LIGA NIÑAS, Y LE CARGAN PIÑAS
COME TACO Y SE PORTA NACO...
SI UN BRAVO CHAVO, CÓMO YO LE LAVO
SU SOMBRERO FINO Y CHUMPÓN "DIVINO" DE A ROMPLÓN
PORQUE SOY EL CHIDO, MAZCO CHICLE, BAILO TANGO, PEGO DURO...
TENGO CHAVAS DE A MONTÓN...
¡¡¡TURURÚ!!!
La sentencia fue grosera, más bien espesa (en todo sentido); pero a la vez fue una de ésas verdades absolutas que uno escucha en el bus, en las juntas familiares, mientras come tacos, lee el libro, ve la tele, casaque en el chance; en fin, toda una “certeza incierta” le dicen, así para que suene bien bonitío. Es cómo decir que El General es el Jim Morrison panameño con acento californiano. O por ejemplo, que David Bowie es la versión inglesa de David Bisbal o Camilo Sesto cantando “La Odisea en los Espacios”. A lo que voy, es que uno convive todos los días en una globalización irreverente que pretende desacralizar el “azur” de Baudelaire y convertirlo en el “azul” de Bohemia Suburbana (¡Salú Giovanni!) y juguetear con tal cosa. ¡¿Se entiende el rollo, o nel pastel Lucybell–La Ley–Manuel?
Hace unos días, por ejemplo, llegó un tipo al bar a pedirme una canción de K-Paz De La Sierra. Fijate que hoy es noche de música inglesa, le expliqué civilizadamente. Pasadas las horas (y los tragos), se volvió a acercar a la barra y me la pidió de nuevo; esta vez un poco altanero. Disimulé el asombro, e intenté jugar “la del instruido musicólogo frente al ignorante muco”.
(ACLARACIÓN: No tengo clavos con ésa música, pero la verdad, ¡qué muca!)
Le expliqué que no se la podía poner porque estaba sonando una de A Flock Of Seagulls del año 82 y que le seguían una de Tears For Fears del 85, seguida por una de Alphaville del 84; y así sucesivamente. ¡¡¡Error!!!
El chavo me hizo mala cara y por un momento pensé que mi 45 intelectual (cómo diría Ruben Blades) no serviría de nada ante sus botas de lagarto (conste, no dije Lizard King a lo Morrison), su sombrero "cowboy style" y la automática (Not Automatic For The People de R.E.M. que conste) enfundada bajo el cincho. El tipo se maleó; pero al final siempre prevalece la inteligencia y le dije que al final de la noche, en todo caso (buena estrategia para que se compraran otra de Añejo o de Zacapa, y todos contentos) con gusto hasta le ponía, no las nalgas, sino el disco completito de la banda ésa. El chavo sonrío, satisfecho. Pensó que su batalla la tenía ganada. ¡¡¡Puras pajas mi cowboy!!! ¡¡Te tengo agarradito de los webs, my friend... con mi chuntaro–english–poetic–style quedás advertido mal parido vato barato, naco güanaco!!
Dieron las once y cuarto, las once y media, las doce menos cuarto, las doce.
Yo pura cenicienta orgásmica, seguía con mi ritual de momia elástica, pinchando la lap con sonidos de New Order, Talk Talk, The Cure, Joy Division, The Slits, The Clash, Fine Young Cannibals, The Smiths, Ian Dury, Rolling Stones, The Who, Patti Smith, Sex Pistols, Gang Of Four, Siouxsie & The Banshees, Depeche Mode, Talking Heads, Duran Duran, David Bowie, Pulp, Jamiroquai, Blur, Radiohead, Placebo, The Cure, The Cure, Joss Stone, Lily Allen y hasta la rica de la Kyle Minogue (¡ah no, ésa es australiana! Pero está bien buena la vieja y hasta tiene su “english accent” que le queda bien bien bien).
Dieron las doce y cuarto, las doce y veinte, las doce y media. Yo, tratando de esconderme entre los recovecos del congelador y el brillante plasma LCD de la pantalla de la COMPAQ, poniendo rolas, rolas y rolas suaves pero intensas. Al cabo de un rato, escucho una voz, no precisamente la de Roger Waters en Money de Pink Floyd; sino de la K. (tampoco el personaje de Kafka en El Proceso ¡¡Noombre Bromo!! Ya te me estás yendo por otro lado, puro intelectual–finolis, tipo "Sophos 5 a 7"). Hablo de K., el K-Pazaneco éste que baila quebradita y lustra las botas de a 30 varos. Pues claro; son su orgullo, su vestigio último, su más preciado objeto, su “macho stylin code”. Cabal, pensé. Es el Sombrerón mismo este compa. Lo observo detenidamente y lo compruebo. Es una nueva y mejorada versión del Sobrerón: es el Sombrerudo 2.8, en vivo y a todo color. Puro G.I. Joe con pistolitas intercambiables, puro Power Ranger con poderes cósmicos exportados de Santa Zacapa.
Esa especie bizarra (pero tan común en estos tiempos) que anda en una SUV o en un Pick-Up del año (digo troca)
LUCE EL CUETE, CUANDO VA AL RETRETE
SACA Y PAGA GOLD, CON ALGODÓN
FRUNCE EL CEÑO, SI LE APLICAN LEÑO
JALA COCA SI SE PONE A SOCA
MUEVE EL DEDO SI SE PONE FEO
LIGA NIÑAS, Y LE CARGAN PIÑAS
COME TACO Y SE PORTA NACO...
SI UN BRAVO CHAVO, CÓMO YO LE LAVO
SU SOMBRERO FINO Y CHUMPÓN "DIVINO" DE A ROMPLÓN
PORQUE SOY EL CHIDO, MAZCO CHICLE, BAILO TANGO, PEGO DURO...
TENGO CHAVAS DE A MONTÓN...
¡¡¡TURURÚ!!!