lunes, 3 de diciembre de 2007

P.M. (Prefacio Madrugador, cero)

Este pullover al borde de la cama, esta canción de moda en la quijada, este cigarro fumándose hasta infelizmente desaparecer. Esta verde amalgama en las ganas, esta fiesta encallando en la panza; estos nuevos pasitos de baile cruzando el umbral de la facilidad. Esas bragas llenitas de anhelo, esos tibios colores, ese incierto silencio sin fecundar. Este ritmo de sales y abrazos, este andar con certeza, esta disipada tristeza; este epidérmico y ensalivado souvenir.


Estos sneakers al pie de párrafo, esta alacena de ruidos y deseos, este rumbero bolero durmiendo sin calcetines ni fe.


Estos boxers sin cautela ni miedo, este sabor de fresa en la garganta, esta jactancia; este champagne guardado en el frío y silente porvenir. Esta mochila de excesos, este discurso en aprietos; esta palabra siempre abierta 24 horas al azar. Este humor tan acérrimo y desdeñoso; tan coloquial, tan emocional. Tan a prueba de balas, tan parecido a una corazonada. Esta matanza de adioses, este refugio de orgasmos, esta irremediable y expuesta sospecha de felicidad.