sábado, 3 de diciembre de 2005

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Hoy te veré las ganas, aterrizar sobre mis ganas. Hoy te verás las manos, temblando por mis manos. Será quizás, un día largo; y no sabremos llegar a la última estación de los rincones de nuestros excesos. Todo será mañana, quizás mañana. Cuando tus pardos ojos, se encuentren con mis silentes ganas y tu soledad no sea tan vasta; que quepa en el bolsillo donde guardas tus silentes elocuencias, para mis ruidosas tardes en frenesí de duda.