Digamos, hoy tengo una felicidad ridícula escondida debajo de la manga. Es que hay días, como este sábado, llenos de tantísimo recuerdo que puedo –fácilmente–, juntar todos los cielos del mundo y regalarme un omnisciente cielo multicolor.
Y así, cuando tenga un cielo en mi pecho te juro, también podré regalarte uno a vos. Y darte, en todo caso, una célebre y aérea bienvenida a mi vida. Aeroplano me llamarás –de plano–, vos aún desconocida. Yo volaré en vos, yo aún desconocido.
Y así, cuando tenga un cielo en mi pecho te juro, también podré regalarte uno a vos. Y darte, en todo caso, una célebre y aérea bienvenida a mi vida. Aeroplano me llamarás –de plano–, vos aún desconocida. Yo volaré en vos, yo aún desconocido.