sábado, 24 de septiembre de 2005

Desconocido regalo

Digamos, hoy tengo una felicidad ridícula escondida debajo de la manga. Es que hay días, como este sábado, llenos de tantísimo recuerdo que puedo –fácilmente–, juntar todos los cielos del mundo y regalarme un omnisciente cielo multicolor.

Y así, cuando tenga un cielo en mi pecho te juro, también podré regalarte uno a vos. Y darte, en todo caso, una célebre y aérea bienvenida a mi vida. Aeroplano me llamarás –de plano–, vos aún desconocida. Yo volaré en vos, yo aún desconocido.