martes, 1 de febrero de 2005

VII

–Vos Midas, ¿si te ganás un millón de quetzales, qué te comprarías?– le preguntó Apolo con cierta audacia y curiosidad
–No me compraría nada– le respondió con toda austeridad Midas
–¡¿Y por qué no?! ¡No seas burro vos Midas! ¿Por qué no te comprarías nada?, contame–le preguntó Apolo sorprendido, cómo quien mete pita para sacar listón
–¡Dejame en paz vos Apolo, no me chingués! ¡No necesito nada, soy feliz!– respondió Midas mientras se dirigía hacia el estacionamiento del Edificio Militar. Abrió el carro, se subió y encendió la radio, guardó la tolva. Se volvió a acomodar en el asiento de cuero del Mercedes; al mismo tiempo que le entraba una picazón y se rascaba persistentemente las orejas con el anillo de oro.


(Postmítica / Midas, el oro & Apolo)