miércoles, 21 de septiembre de 2016

SOLSTICIO (tres poemas)

Desde el Lago Atitlán



*
Despertar del pasmo
de juntar historias rotas,
a la sorpresa
del deshielo
del iceberg
de un corazón.

Despertar
es ver crecerle a las nubes
una galaxia,
un alfabeto.

Una canción.




*
Miro al pasado
a través
de un pastel
de chocolate
y sonrío
presagiando
un viaje cósmico
de dos bocas
encontrándose
en ascenso horizontal.

Un big bang.
Un estallido líquido y corpóreo.
Un vendaval de ternura y certezas.

Todo en espiral.




*
Coinciden dos bocas que respiran juntas.
Se estrellan manos, sexos dormidos y aviones en el aire.
Colapsan de ternura y asombro
mientras la tarde afuera llueve sin rumbo
y un crepitar de pájaros extasiados enloquece silencioso.


Se abren solas las braguetas de los pantalones.
Se abren solas las puertas y los azares.
Se incendia de mariposas el pecho más gélido y torpe.


¿Habrá que precipitarse a la marea?
¿Habrá que lanzarse a lo desconocido?


En tantos sueños rotos se extendió el silencio.
En tantos laberintos anestésicos murió lentamente toda esperanza.


Así, la vida te encuentra sollozando alegrías y poemas de solsticio.
Maridando cerveza oscura con postres titilantes, tibios y nerviosos.

Habrá que despertar abrazando los símbolos.
Habrá que hacer un viaje hacia otras latitudes.

Habrá que dejarse despertar.