miércoles, 16 de marzo de 2011

APUNTES temblorosos

Un haikú japonés, atornillado en el centro de la tierra y al mismo tiempo colgando desde una nube hermosa y blanca como la quietud de una película de Kurosawa, se desploma, cae al mar, se hunde en profundísimo mutismo hasta estallar de sueño, luego se desvanece como misil penetrando la mantequilla del fondo del océano pero se renueva y con el pasar de la corriente se hace enorme con sus mil tentáculos de fuego y, la noche, que es vendaval y al mismo tiempo un silencio, nos hace llorar como a un niño hambriento en medio de una plaza obtusa mientras la vida, que es león y muerte al mismo tiempo nos recuerda que vagamos por sus callejones verdes tristes cementerios, luego nos aprieta los poros, nos estruja inmortales, nos hace gemir de rabia en medio de una cama de agua y almohadas tontas que no consuelan ni cantan canciones de cuna, nada, la nada es una quimera, una verdad que nos horroriza a todos sin preguntas ni respuestas. Quizá, cuando las alondras mañaneras despierten de su luz negra, un eslabón de ruina inútil nos despoje de todo aquello que una vez quisimos soltar desde lo alto del cielo. Quizá, cuando tu llanto sea idéntico al mío, sabremos sorprendernos con todos los infiernos que pintaremos juntos.




VIDEOCANCIÓN:
Radiohead - Codex