domingo, 7 de junio de 2009

ARBITRARIA MUCHEDUMBRE: una entrevista

Me apresuro a entrar al carro, giro el starter y velozmente enciendo el aire acondicionado por el infierno etéreo de un sábado cualquiera del mes de mayo. Bueno, no tan cualquiera, es la celebración del cumpleaños de mi hermana por la noche y además: ceviche peruano, paella, dos Gallos, unas sonrisas y una plática sin mayores altibajos en la casa de unos amigos peruanos al almuerzo.

Ya en el carro, pongo "Handsome Devil" de The Smiths y manejo ferozmente, zigzagueando los taxis rotativos de la Martí con mi Ferrari 328 de Rad Racer. Cruzo la zona 1, llego al Colón y me detengo en una de las tantas piñaterías del sector. Me bajo, regateo una de niña fresa, al final termino llevándome un combo (piñata, palo, dulces, chicles, gorros, espantasuegras, etc) y metiendo a la "fresa" en el baúl del carro (pura imagen de Tarantino, pero guatemalense-tropical-beat). Acelero con precisión antes de que el tiempo se me acabe, tengo diez minutos para llegar a la cita, envío un SMS a quien me espera. Cruzo la Avenida Reforma a casi 100 kph, llego a la zona 10, enciendo un cigarro rojo en el semáforo rojo. Entro al estacionamiento, bajo un libro del asiento trasero, apago el cigarro, cruzo los dedos y subo las gradas eléctricas mientras se escucha "Englishman in New York" de Sting en las bocinitas del techo de la Fontabella. Subo las gradas con certeza de que voy 15 minutos tarde. Allí está Claudita Navas, esperándome con su vestido lila y su cámara digital sentada al lado de Melissa Allemant, Lorena Flores y Luis Alejos. Los saludo a todos y pido una cerveza urgentemente. No me gusta llegar tarde a las citas. Claudia saca su cuaderno, examina el libro, sonríe curiosamente y empieza a hacerme preguntas mientras toma fotos dispersas con su cámarita digital que me sonríe a las casi 5 de la tarde. Al cabo de un rato, la mesa se extiende y se vuelve plática mientras aparecen Lui Donis, León Aguilera y un señor bizarro que pide permiso para examinar mi prosa poética mientras yo solo pienso en que cómo me gustaría que sirviera mi Nintendo (NES) para poder jugar Rad Racer por muchas horas el domingo, al lado de mi perro y de mi baby-baby. Le doy un sorbo a la Gallo, platico con Lui de Fela Kuti y me despido de tod@s mientras susurro en mi cabeza una rolona de Calle 13 y luego desciendo por las escaleras velozmente para encender el carro y refugiarme en el confort del aire acondicionado.

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A continuación, les transcribo la entrevista que me realizó ése día la periodista y escritora Claudia Navas para el Diario La Hora, por motivo de la publicación de mi nuevo libro. Espero se la disfruten tanto cómo yo me la disfruté, ¡salucita pues!




POESÍA, AMOR, PALABRAS, MÚSICA Y FIESTA....


Pablo Bromo presentará este martes 9 de junio su nuevo trabajo literario, "Arbitraria Muchedumbre", editado por Vueltegato Editores, un libro difícil de definir según el mismo autor, ya que no responde a cánones determinados que lo encasillen en narrativa, poesía, noveleta; más bien, se revela como una manifestación de una poética visual, en donde casi se escucha la música, se palpan los tacones rosa, se ve, se huele, se presiente. A la par de un pastel de pecanas, yo, él y una cerveza helada, platicamos sobre este trabajo en medio del barullo de gente querida y justo en el entorno en donde el martes, a las 19:30 horas, Francisco Alejandro Méndez y Javier Payeras presentarán públicamente este libro.



–CLAUDIA NAVAS: Pablo, hablemos de "Arbitraria Muchedumbre", este libro reúne poesía, prosa, buscar encasillar a qué género se adscribe está ya fuera de lugar, ¿qué es "Arbitraria Muchedumbre"?

–PABLO BROMO: Arbitraria Muchedumbre es un ejercicio. Un ejercicio en solitario que involucra mi vida personal con la vida de juerga de la Guatemala de deshoras. Por otra parte, es una historia de amor, porque a veces todo es una historia de amor. Pero es una historia de amor anhelado, amor reflexivo, amor necio, amor decadente. Al final, lo que intenté crear en AM es una dimensión paralela que busca fusionar la poesía y la prosa; partiendo de los elementos más naturales de la narración, hasta alcanzar un profundo lirismo alrededor del rigor poético. Pero sí, al final AM es un ejercicio, desde cualquier ángulo en que lo queramos ver.


–CN: El libro consta de tres partes, ¿en qué consisten?

–PB: La primer parte: “12 píldoras de sueño en la prontitud del desvelo” es un documento intrínseco, el más nuevo del libro, que a manera de protesta social describe cómo el amor se duerme. Pero hablo de ese amor del que Manuel José Arce habla cuando dice: “no quisiera amar tanto a este país, a esta gente... el amor se me transforma en dolor y eso no es justo”. Precisamente ése amor a la patria, ése dolor. Por eso está escrito con un lenguaje coloquial, con elementos cercanos al folclor chapín (timidez, ensoñación, candor, furor, inseguridad, violencia, etc.). Todo esto, para que nos entendamos bien con el lector. ¡Y no somos de acá, pueee!

La segunda parte: “Arbitraria Muchedumbre”, es el libro en sí. Un recorrido a lo largo de una semana (viernes a viernes) por algunos pasajes personales de mi vida. Cabal, un recorrido por la “parranda” chapina bajo los diferentes estímulos que esta me puede proporcionar; a la vez, que es un recorrido por la añoranza y la reflexión de querer estar con alguien y no poder estarlo. ¡Uy no!, siempre el amor (jajaja). Aunque pensándolo bien, ése amor del libro no es verdadero amor, es sólo una metáfora del amor, por así decirlo.

Y cómo la música es mi segundo amor después de la literatura, la tercer parte es el “Soundtrack”, que es un sólo un pretexto para justificar de que hay muuucha música en el libro. Cómo diría Cortázar en un capítulo de Rayuela: “música, alimento nostálgico para los que vivimos de amor”.


–CN: ¿Qué tanto te refleja este libro?

–PB: ¡¡Mucho!! Soy una persona muy apasionada, entregada, bromista, fiestera, analítica, observadora, enamoradiza, lúdica, etc. Y al final, el libro es todo eso; una versión práctica de toda esa densidad emocional. Yo considero que todo libro refleja alguno o muchos aspectos de su autor. En este caso, AM es un libro autobiográfico, escrito desde las entrañas de la madrugada, la música, el seudoamor y la fiesta. Mi fiesta con las letras, mi fiesta con la vida. Me refleja cómo cualquier libro de Bukowski refleja a Bukowski o cómo cualquier poema de la Pizarnik refleja a la Pizarnik. Es normal que el referente autobiográfico sea común, es más, a veces debería de ser imprescindible.


–CN: Pablo, ésta es tu tercera publicación, ¿en qué se diferencia de "Cometas Breves" y "Diafragma Numérico"?

–PB: ¡¡Ufff, se diferencian en mucho!! Primero calculá, tenía 10 años de no publicar... esa creo, es la mayor diferencia, la diferencia de años, la diferente manera de palpar el mundo con sus etcéteras vivencias de por medio. "Cometas Breves" lo escribí hace más de diez años, son relatos a manera de poema. Ahora los leo y me parece salidos de otro escritor, uy qué cursi ése chavo, pienso cuando los leo (jajaja). Con "Diafragma Numérico" creo que tienen una conexión muy fuerte. Primero, porque la poesía y el amor son el motor de ambos libros. Segundo, porque son dos historias que se van poniendo cada vez más densas mientras avanzan las páginas. Tercero quizás, cómo hablaba con Maurice Echeverría el otro día, porque hay una fascinación con la simetría, el orden y los números en ambos libros. Pero igual, cada nuevo libro trae algo de distinto.


–CN: Y vueltegato, ¿cómo aparece?

–PB: Surge como una necesidad, o necedad quizás (jaja). No, fijate que un día me doy cuenta que tengo cómo cinco libros terminados, dos de prosa poética, dos de poesía y uno de cuentos. Al final, me surge la idea de sacar mi propio sello editorial junto a mi socio, ya que las editoriales “importantes” de Guatemala (Magna Terra, Letra Negra, Piedra Santa, Editorial Cultura) donde publican a mis cuates escritores, no les importa mi trabajo o sencillamente, no les caigo bien (jajaja). Entonces, decido hacer los trámites respectivos por mi cuenta y editar y publicar este primer libro de la editorial. Actualmente hay dos libros en cola, uno de prosa poética mía y otro de cuentos de un escritor argentino.

El nombre, por otra parte, surge por mi fascinación de niño al dar vueltegatos. El vueltegato es un acto poético, una acción performática, una locura infantil. Aún tengo presente que al dar un vueltegato, quedás cómo dos o tres segundos todo mareado, ¡los vueltegatos son lo máximo!




DEFINICIONES


Amor: cama (con Eli, jajaja)

Música: postpunk

Gato: Pixie

Ring: tone

Bromo: guapo (jajaja)

Poema: luz

Domingo: sin tristeza

Puchis: pues, vaaa

Arbitraria Muchedumbre: librazo



Fotografía por Claudia Navas
(Publicada el 6 de Junio en el diario guatemalteco La Hora)