martes, 25 de marzo de 2008

Poema para ser leído en voz alta

Esta necedad de infligir las leyes nocturnas de tu cuerpo, este arrebato de sexos, este disoluto y travieso sudor. Este indulto al pie de la letra. Este párrafo escribiéndose sobre las páginas del asombro-porvenir. Esta curva melena mezclada con tu crucial cadera, esta música fina para los oídos sordos, este presagio de mueca. Esta moderna proeza de desenfundarnos el azar.


Esta aventura de estrellas y lanchas y lunares en el sin fin de las delicadezas, esta preciada certeza: de saberme entre tu ayer.


Este fútil y necesario abandono, esta tibia cordura disuelta entre el colchón. Esta mano que escribe de otros tiempos, este tiempo sin ir y venir de lado a lado y sin tocar fondo. Este azul precario entre un silencio de agua, este rito de adiestrarnos los miedos, este imprescindible y consternado renacimiento. Este intrínseco enamoramiento con las ferias del renovado corazón.