viernes, 15 de febrero de 2008

Manutaciones para un día cualquiera

Je suis un inventeur bien autrement méritant que tous ceux qui m'ont précédé... un musicien même, qui ai trouvé quelque chose comme la clef de l'amour. (Iluminations, Arthur Rimbaud)




Palabritas rodeadas de insistencia. Fumigaciones a las plagas evidentes del vacío y solitarios ademanes frunciendo el ceño frente al diario amanecer periodístico de las horas. Recuerdos latentes en la temperamental congoja de la tristeza. Horario siete cinco. Nos engañaron con la puta primavera.

Retóricas irreversibles bailando cumbias en nostalgia. Tristes alfabetos ensuciándose la maña y sucias mieles lamiéndose las ganas por debajo de la mesa. Erótico silencio. Sexual promesa de academias en desuso, ciega carcajada de los poros evidencialmente ajenos. Brebaje etílico de sueños cadavéricos, licor funesto. Tequila, sexo, marihuana.

Gargantas sonámbulas rascándose el exceso. Fosas nasales promoviendo el orden público en las ensoñaciones de los mártires más solitarios. Premonición precisa, literatura fina escrita en hojas que abordan las texturas más sobrias del silencio y el olvido. Me llaman calle, calle sufrida; calle tristeza de tanto amar.