lunes, 29 de octubre de 2007

Pequeño escrito para domingo

Aparcar las manos en los pies del día, cocinar a duetos nuevas canciones y sazones. Irrumpir las alacenas de la felicidad con orquestas y payasos pomposos. Agredir los lutos del desamor con tomates manzanos, aguacate y vino tinto. Salpicar las sedas del mediodía con palabrería y tenues confesiones. Ordenar los estantes del silencio con caricia y labio y conjetura. Palpar las simétricas dimensiones del deseo, entusiasmarse de asombros, respirar mutuas confianzas.


Inclinarme hacia su cuerpo, rozar sus tibios pies, examinar las curvas de sus dedos. Monopolizar su tersa piel en somníferos universos, extraviarme en su constante risa de hipnotismo, arrancarme de la melena poco a poco los miedos.