sábado, 12 de noviembre de 2005

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Pienso en vos, en tu nocturno transcurso. Pienso en los siglos frecuentados de cada noche de tus ojos frente a mis ojos. Pienso en el trapecio al que furtivamente asciendo, como en un juego temible, terrible, de caos implorando caos. Pienso en tu melena rota, roja. Pienso en tu carcajada seria, tibia señal y luego piensas. Me destruyes.