martes, 4 de octubre de 2005

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Te llevaré conmigo en el camino, no tengo otra opción. Sin vos a mi lado sólo me quedan estos mis pasos; para correr, para patear, para colmarme de sueños en la intemperie del mundo. Tendré, supongo, que encontrar la luz en cada sonrisa de la muerte, en cada tropiezo. Y luego, sin cursilerías de por medio, me pasearé por toditos los infiernos de Rimbaud hasta llegar a los cielos de mi última novela póstuma. Así, venceré al vacío que dejó la ausencia de tu sonrisa en mi salita de estar.