jueves, 26 de mayo de 2005

De fumar en las exposiciones...

Sí; 26 cigarros, 9 cervezas y una sonrisa limpia, inédita, macabra; insomne y orgásmicamente inédita. Como en una canción de los Illya Kuryaki las palabras se me van haciendo extenuantes, míseras cosmogonías de animales gráficos, pequeños laberintos monótonos; retraídos del sol uniformemente. Cómo patos en celo, en ácido.

Ayer por la noche, descubrí un concepto que por lo general me es atemorizante; y es que mientras más se puede matar uno, más lo hace –en cámara lenta, con la intención aletargándose fisionómicamente, insistentemente–. Sí; uno se mata lento mientras otros luchan por matarse más a prisa. Recordé abrupto aquel verso de Huidobro, "¿Oyes cómo clavan mi ataúd? ¿Oyes cómo encierran la noche en mi ataúd? La noche que será mía hasta el fin de los tiempos. Soy lento para morir." Por lo demás, me pareció bien el sigiloso descubrimiento.
Ya que Veronique Simar (una artista plástica franco-guatemalteca de cierta trayectoria) ha montado una obra fabulosa desde ese concepto, a mí parecer, en la galería La Fábrica (15 calle 7-45 zona 10, Ciudad de Guatemala). Y es que, mientras todos perecemos fumando un cancerstick luego de otro y otro y otro y otro; ella se ha mantenido ajena y limpia a la nicotina diabólica –después de tantos años de dependencia a la misma– durante más o menos dos años. Y ha hecho en ese tiempo, utilizando el mismo recurso por lo que veo, una obra interesante desde ese visor: impresiones diversas utilizando alquitrán como base-tinta inspiradora (no mezclas, solo alquitrán) sobre papeles chinos y japoneses. Intenso, maravillosamente intenso. Poético, pura poesía estimados lectores. Cuando pueda, subo una foto. Digamos, coloco en la web uno de esos frágiles poemas nicotínicos.

Por lo demás, le dije personalmente: me fumaré una cajetilla de cigarros a tu salud esta noche. Veronique sonrió, y brindamos con mojitos en mano mientras empezaban a erupcionar los asistentes como incendios paganos, innecesariamente. La noche se llenó de humo, pláticas tontas, tragos gratis, sonrisas y algún que otro favor de una chica bonita.