jueves, 19 de mayo de 2005

Cazatormentas

Atormentados todos por la tormenta nos fuimos a refugiar al tormentoso bar Sweet Storm. Y mientras pasaba ella -elegante y destructora- sobre nuestras cabezas atormentadas, percibimos claramente como nos dejaba un murmullo tormento de frágiles naturalezas humanas; mientras Morrison en el tocadiscos cantaba bajo algún efecto trascendental los Riders on the Storm. Después de dos horas, la lluvia por completo pasó. Dejando un tormentoso, pero silente, caudal de fango a nuestro alrededor.