martes, 8 de febrero de 2005

Duerme

Ella yace allí, dormida. Seguramente deja su vida entre las sábanas, para regresar de nuevo -mañana-, a sus respiros cotidianos y predeciblemente 2x4, ya está listo!. Ella yace allí, cansada y curvilínea; horizontal promesa del cosmos, epidérmica proeza y yo la veo desde este mi rincón, crecido en ínfimas palabras. Maduro e inquieto. Entre vertical y húmedo, yo, participante de internacionales campeonatos. Sólo la veo, la respiro. La anhelo continuamente. La poseo, la tengo. La venero.

No le digo nada al hacerle compañía, es innecesario. Me abrigo en su instante, en su animus; quedo sorteándome entre sus sombras. Me abrigo. Mi territorio es otro singular pero su piel me llama; y yo inepto, sólo la veo y sonrío. Mis manos aún sonámbulas la alcanzan. Y sobre su tibia marea de madrugadas y exactas oscuridades necesarias, resulto siendo imprescindible y la veo. Ella no me ve, sus ojos habitan el callejón oscuro de los sueños, los deseos. Ella 'mientras y durante', duerme. Yo sólo me entrego a su vastedad de silencios y habitamos juntos -en mutua compañía-, todas las promesas del viento.

Me posee, no puedo evitarlo, me tiene. Me venera.

Respiramos al unísono.

No hay más palabras, ella duerme. Yo intento, invento.

Tan sólo dejo en sleep el televisor con sus noticieros, y me aprieto a su mandala de tetas y ombligo, caderas decasílabas extensas. Supongo así; que el televisor se apaga y automáticamente se encienden, todos nuestros preciados sueños.

Impávidamente.